miércoles, 19 de mayo de 2021

Las tierras baldías - Stephen King


Argumento

Roland ya no está solo en su búsqueda de la Torre Oscura. Le acompañan Eddie y Susannah, quienes llegaron desde diferentes momentos de Nueva York en La llegada de los tres. Ya les ha entrenado en las artes antiguas de los pistoleros. Sin embargo, el grupo aún no está completo. Roland ha de traer a una persona más desde Nueva York hasta Mundo Medio. Una persona que ya ha estado allí y ha muerto no una vez, sino dos, y que sigue viva.

El ka-tet, los cuatro unidos por su destino, tendrá que viajar a través de las envenenadas tierras baldías para llegar a la temible ciudad derruida de Lud. Su única esperanza será subirse a un tren rabioso que también busca su destrucción.


Personajes

En este grupo vemos por primera vez al grupo unido. En El pistolero, Stephen King nos dibujaba con trazos gruesos lo que será el mundo en el que se desarrollará la historia de la saga junto a su protagonista principal: Roland de Gilead. En La llegada de los tres veíamos quiénes forman el grupo de protagonistas, centrándose la novela en cómo llegan a reunirse. En Las tierras baldías, por primera vez, el grupo de personajes (Roland, Eddie y Susannah en un primer momento, junto con Jake más adelante) interaccionan no sólo entre ellos sino con el mundo que les rodea.

Esta novela está dividida en dos partes bien diferenciadas. La primera continúa justo en el punto que lo dejó La llegada de los tres, y trata sobre los primeros pasos del grupo de personajes en este lugar llamado Mundo Medio. Aquí veremos como Eddie y Susannah se vuelven uno más en el mundo del pistolero y se contagian de su deseo imparable de llegar a la Torre Oscura a cualquier precio. Un Eddie mucho más sombrío y maduro, muy alejado de la versión que conocimos en el libro anterior. Resolutivo y a la vez protector de su esposa. Por su parte, Susannah ha abrazado su nueva identidad. Dejando atrás la dualidad Detta/Odetta atrás, su nueva identidad es una pistolera decidida a cumplir con su misión de ayudar a Roland a llegar a la Torre. Susannah siempre estará atenta con todo el grupo, a la vez que demuestra un gran amor por Eddie. Además de ser una pistolera la mar de hábil. En cuando a Roland, sigue la estela que ha venido proyectando en los libros anteriores: taciturno y calmado, pero con un gran pasado que irá desmigajando para contárselo a sus compañeros y al lector. Esta primera parte estará marcada por las dudas de los personajes, que siguen cuestionándose a ratos el propósito real del viaje a la torre. En esta primera parte, King se dedica a trasladarnos las preocupaciones de sus protagonistas, consiguiendo que comprendamos aún más a cada uno de los integrantes del grupo. 

En la segunda parte aparece de nuevo Jake, un niño que vimos morir dos veces en El pistolero, pero por una serie de circunstancias y paradojas temporales que causa Roland, vuelve a estar con vida. Jake recuerda fragmentos de su vida pasada, sus muertes, Roland y el Mundo Medio en el que una vez estuvo. Como personaje, Jake añade un poco más de dinamismo a la historia, puesto que encuentra varias piezas clave para desentrañar algunos enigmas de esta novela, y será quien averigüe información clave de cara al tren en el que deben embarcar nuestros protagonistas. A pesar de todo esto que ha pasado el personaje, lo que entiendo que pueda darle cierto punto extra de madurez, no deja de ser un niño de 11 años, Jake no se comporta acorde a la edad que tiene. Veo más similitudes entre Jake y Susannah y Eddie, que con otro niño de su edad. Esta segunda parte está marcada por la unión del grupo al completo. King consigue trasladarnos un sentimiento de compañerismo. En esta segunda parte empieza la acción. Después de un agradable encuentro en un pequeño poblado, en el que Roland y sus compañeros disfrutarán de una cena agradable con los habitantes del lugar, los cuatro personajes pasan a moverse por el mundo. Ahí empieza la acción y la tensión, acelerando y consiguiendo un mayor dinamismo. Todo esto consigue compensar una primera parte algo más pesada en comparación.

En cuanto a los villanos, una vez más King consigue plantear villanos creíbles y bien construidos. Una vez que nuestros protagonistas llegan a la ciudad de Lud, encontrarán a los villanos de la trama. Tanto el Chirlas, como especialmente el señor Tic Tac, son personajes con motivación: interesantes en su planteamiento y que nos harán vivir momentos de tensión y repugnancia. Son villanos con un por qué y un trasfondo. A pesar de salir contar con muy poco espacio en la narrativa, King consigue unos villanos bien pulidos y la mar de eficaces. El personaje de Blaine el mono también merece ser destacado. Al fin y al cabo, King consigue dar una voz muy diferenciada a sus personajes: dotando a cada uno de numerosas aristas y personalidad propia. En esto, el genio de Maine vuelve a demostrar que es un maestro en la construcción de personajes. A todos estos personajes que son unos villanos excelentes volveremos a encontrarlos en historias venideras.

También veremos referencias a otros libros como Los ojos del dragón, apareciendo personajes como un misterioso “extraño sin edad”, que tiene todas las papeletas para ser Randal Flagg. De nuevo encontramos referencias a Lovecraft: la llave de plata y los sueños y a Poe con la caída de la casa Usher.


Técnica

El libro empieza a tener esa esencia que recuerda al King que conocemos por sus relatos de terror. En Las tierras baldías encontraremos varias escenas muy inquietantes y que, poniéndonos en la piel de los personajes, dan bastante miedo. Aún así no se trata de un libro que catalogaría dentro del género del terror. Vuelve a ser un libro más que trata sobre las aventuras del grupo de Roland, pero poco a poco empezamos a ver ese toque que recuerda al King que conocemos por otros libros.

Las tierras baldías es el primer libro de esta saga en el que empieza el viaje hacia la Torre como tal. Todo lo que hay antes es preparación. Incluso la primera mitad del libro hasta que Jake se une al equipo sigue siendo preparación.

Como decía, el libro se divide en dos mitades: una primera en la que averiguaremos mucho acerca del camino hacia la Torre y los protagonistas conseguirán por fin establecer un rumbo claro. La segunda parte, ya con el equipo completo, comienza en las últimas 200 páginas y será en la que el viaje comience con los cuatro personajes ya listos para recorrer un camino que se antoja infinito.

Como ocurrió en las dos novelas anteriores, ésta también acaba con una promesa del autor al final del libro. 

En cuanto al tono, la novela tiene una tonalidad más oscura de lo que pensábamos: retomando la idea del libro de El pistolero. Nada más comenzar el libro Stephen King nos cambia la perspectiva. Se aprecia un gran cambio entre La llegada de los tres y Las tierras baldías. La atmósfera varía en función de la trama, consiguiendo generarnos opresión y cierta angustia en varios momentos de la trama: en especial cuando los personajes entran en una mansión encantada. Otra parte que me gustó mucho fue la ciudad de Lud, con ese toque postapocalíptico a lo Mad Max, en la que veremos multitud de referencias a guerras y elementos más propios de nuestro tiempo. Esto nos da que pensar una vez más que es muy importante tener en cuenta la mezcla de momentos temporales diferentes en la trama principal de la saga, estando íntimamente relacionada con la Torre Oscura en sí misma.

También King desarrolla un gran trabajo de ambientación: en esta novela veremos paisajes más propios de un reino fantástico, en contraposición de la ciudad de Nueva York que vemos en el libro anterior. Además, los personajes interaccionan en el mundo de los sueños, lo que nos demuestra la habilidad del autor para conseguir ambientaciones no sólo terroríficas sino también mágicas y fantásticas. Es gracias a estas nuevas ambientaciones fantásticas por las que encontraremos cierta información a cuentagotas con respecto a lo que rodea a la Torre. Esta será la única información que tengamos al respecto sobre la Torre. 

También encontramos referencias a Lovecraft, con referencias a una llave de plata y al mundo de los sueños, junto con referencias a Poe con la caída de la casa Usher .


A destacar

Localizaciones que varían: consigue situarnos en lo profundo de bosques frondosos, en una gran ciudad y hasta en una ciudad con estética postapocalíptica al estilo Mad Max, variando el estado de ánimo de los personajes en función del lugar en el que se desarrolle la trama.

Conexiones con Los ojos del dragón: referencias a los reyes del pasado y a un “extraño sin edad”, que parece ser Randal Flagg, que en este libro parece llamarse Richard Finnan. También veremos que a este enigmático personaje le corresponde la identidad del hombre de negro.

Este es el primer libro de los tres de la saga de la Torre que resuelve algunos interrogantes de los planteados hasta ahora, a la vez que plantea otros tantos más. Al final notaremos que Stephen King ha conseguido lo mismo que con los personajes que acompañan al pistolero: contagiarnos del deseo y la necesidad de llegar a la Torre aunque nos cueste la vida. La ambientación y funcionamiento de la novela funciona y transmite. 

Tono más oscuro de lo que parece al comenzar el libro. 

Los personajes vuelven a contar con un nivel de caracterización espectacular. King consigue unos personajes bien construidos, tridimensionales y con una voz propia.


Disgustos

Me sigue dando la sensación que es demasiado tiempo esperando que ocurra algo relevante en la historia. Una vez más, King recurre a una promesa de que en el siguiente libro resolverá cuestiones importantes de la saga. En esta ocasión, King nos sitúa en el momento en el que empieza el viaje hacia la Torre, pero me sigue faltando algún cliffhanger grande o alguna escena de gran impacto que me haga coger el siguiente libro con ganas. A pesar de ser un buen libro en términos generales, a esta novela le ocurre lo mismo que al resto de libros de la Torre Oscura. Después de tres libros aún no sabemos apenas sobre la Torre Oscura: qué es, qué hay en su interior… Sin embargo, una vez más, King consigue ilusionarme para continuar en el viaje.

La primera parte es demasiado larga para mi gusto, especialmente los capítulos de Jake. Creo que el autor tarda demasiado en hacer avanzar la trama hacia la acción, repitiendo escenas y sobre todo con descripciones algo pesadas. Desde el inicio de la novela captamos la problemática de cada personaje, por lo que esta redundancia se acaba haciendo algo pesada en la primera mitad del libro. En definitiva, la acción empieza muy tarde para mi gusto.


Valoración: 7 /10

Las tierras baldías es la novela en la que por fin comienza el viaje hacia la Torre Oscura. Después de dos libros de presentación y preparación, el grupo de protagonistas y dar el primer paso hacia la Torre. King consigue que te encariñes con sus personajes, consiguiendo que te sientas cercano a los protagonistas. Una vez más, el autor pone su firma: un sello de identidad que consiste en unos personajes desarrollados a través de muchas capas. Merece la pena destacar el caso de los villanos, construyendo en el poco tiempo que aparecen una gran presencia y credibilidad. Con esto, King acaba logrando una tridimensionalidad que te hace sentir los problemas de los personajes y sus dudas como tuyos, viviendo las situaciones de tensión de manera mucho más cercana.

Como punto negativo es que seguimos sin saber demasiado sobre la Torre después de tres libros, además de que el libro queda un poco huérfano de algún momento de gran importancia o de tensión máxima. 

El viaje como tal empezará una vez pasada la primera mitad del libro, y más aún en el final de la novela. Sin embargo, conseguirá ilusionarnos y que acabemos teniendo el mismo deseo que el grupo protagonista por llegar y descubrir más y más cosas acerca de la Torre Oscura.

Una novela que lleva todos los ingredientes que hacen de Stephen King un autor de referencia. Incluso veremos algunas escenas de terror que nos recordarán a otros de sus libros. Personajes estupendos y bien caracterizados y una trama venidera que ilusiona a sus lectores y a sus protagonistas. 

Si has llegado hasta aquí, verás más que justificado continuar leyendo. Las tierras baldías es el mejor libro hasta ahora de la saga. Un libro más que recomendable en líneas generales y muy entretenido. En esta novela descubriremos mucho más sobre el Mundo Medio en el que ocurre la saga. Si King cumple y desarrolla todos los interrogantes y expectativas que ha ido sembrando a lo largo de todos estos libros, ésta puede ser la obra definitiva del autor. 

El viaje hacia la Torre por fin ha comenzado, y estoy deseando ver qué nos depara.


lunes, 3 de mayo de 2021

Rey Blanco - Juan Gómez-Jurado


Argumento

ESPERO QUE NO TE HAYAS OLVIDADO DE MÍ. ¿JUGAMOS?


Cuando Antonia Scott recibe este mensaje, sabe muy bien quién se lo envía. También sabe que ese juego es casi imposible de ganar. Pero a Antonia no le gusta perder.


Después de todo este tiempo huyendo, la realidad ha acabado alcanzándola. Antonia es cinturón negro en mentirse a sí misma, pero ahora tiene claro que si pierde esta batalla, las habrá perdido todas.


—La reina es la figura más poderosa del tablero —dice el Rey Blanco—. Pero por poderosa que sea una pieza de ajedrez, nunca debe olvidar que hay una mano que la mueve.


—Eso ya lo veremos—, responde Antonia.


EL FINAL ES SOLO EL PRINCIPIO


Personajes

En este libro veremos al Gómez-Jurado más salvaje: retorciendo aún más si cabe a los personajes de la novela. Jon y Antonia se ven inmersos en una persecución contrarreloj que les lleva a resolver varios crímenes a encargo del villano de la pentalogía: el señor White.

La trama continúa en el punto exacto en el que termina Loba negra: Jon ha sido secuestrado. Antonia recibe un mensaje que cambia el transcurso de la novela y sienta las bases de lo que será la narrativa principal. El remitente del mensaje no es otro que el señor White, quien por fin se hace dueño de la trama y aparece como principal figura antagonista a cara descubierta. 

Las primeras 100 páginas del libro transcurren con con una Antonia Scott buscando al inspector desaparecido a la vez que trata de poner a salvo a su familia de las garras de White. Esto supone algo novedoso, pues nunca hemos visto a Antonia sin Jon tanto tiempo. La ausencia del inspector provoca que la trama quede huérfana. Esto lo veníamos viendo desde el inicio de Reina Roja: la trama principal queda huérfana sin el inspector, convirtiéndose por derecho en el personaje más importante. Aunque Antonia lo intenta, no es capaz de sostener por sí sola la trama. Aun con escenas de persecución con gran ritmo, la novela se hace demasiado dependiente del inspector vasco. El resultado de esta primera parte es la sensación de que nos falta algo. Se nota demasiado que falta Jon, ya que seguimos siendo incapaces de proyectarnos en el personaje de Antonia Scott. Esto se debe a que sigue siendo el ser humano más inteligente del planeta y sus procesos mentales están más allá de cualquier mortal, si a ello le unimos que tampoco contamos con un secundario potente que dé un paso al frente y consiga llenar el hueco del inspector, como lector sentí que me faltaba algo importante en la trama.

Jon vuelve unas páginas más adelante con una bomba instalada en su cuello, atornillada directamente sobre sus vértebras con una amenaza del villano: si tratan de quitársela, activará el mecanismo de la bomba y Jon morirá. Para evitar que White active la bomba, ambos deberán resolver varios crímenes que les encargará el misterioso antagonista. Esta amenaza queda diluida a lo largo de las páginas, pues salvo en un par de momentos puntuales, no se menciona apenas la bomba o las posibles consecuencias de la operación con la que han atornillado sobre la columna del inspector un aparato metálico. Creo que se le podría haber sacado más partido a la bomba. La sensación que tuve fue de ser algo irrelevante en el desarrollo de la trama.

Poco a poco, el inspector va recuperando tono y la novela vuelve al cauce de los libros anteriores: en el que encontramos a nuestro dúo protagonista en su mejor momento. Antonia, cada vez más humana. Jon, cada vez más taciturno y preocupado, comido por sus contradicciones y miedo a la muerte. Este es el libro en el que veremos al dúo protagonista presionado hasta la extenuación. Algo amenaza el proyecto Reina Roja y White presionando aún más, todo se sucederá en una espiral que irá ganando ritmo a medida que vayamos pasando páginas. Antonia y Jon siguen su proceso de evolución hasta culminar en un desenlace que conseguirá sacarnos una sonrisa de oreja a oreja. Ambos personajes vuelven a hacer su papel a la perfección, echándose la novela a la espalda y llevándola a muy buen puerto.

El caso de White y Sandra Fajardo es bastante llamativo. Puesto que son los únicos personajes que no experimentan una evolución más allá de cómo surgen y qué les mueve. Más allá del nacimiento de White como villano o cómo Sandra acaba dentro de la trama, la evolución de ambos personajes es prácticamente inexistente. Ambos quedan reducidos a un simple “todo por la pasta”  y a una envidia malsana por haber sido desplazada a un segundo lugar, respectivamente. Todo esto es bastante llamativo en contraste con el resto de personajes, a los que sí apreciamos un cambio a nivel emocional y físico. En mi opinión, esperaba mucho más de un villano como el señor White, del que llevamos escuchando hablar desde El paciente. Cinco libros después apenas sabemos más de él que lo contado hasta ahora. Más de lo mismo ocurre con Sandra, que protagoniza un gran plot twist a mitad de novela, pero cuya participación en la trama apenas trasciende de ahí. El final de ambos personajes en la novela acaba siendo demasiado simple para mi gusto.


Técnica

Este libro constata lo que es una evidencia desde las primeras páginas de Reina Roja: la trama es demasiado dependiente de Jon Gutiérrez. En el inicio de Rey BLanco, sin el inspector que está secuestrado por White, Antonia soporta todo el peso de la trama. En este punto, Gómez-Jurado introduce varias escenas de persecución y emocionantes con coches a toda velocidad para compensar, pero no es suficiente en mi opinión. El inspector Gutiérrez es el coloso sobre el que se erige toda la trama, y hasta que no pasan aproximadamente 100 páginas y comienza la segunda parte de la novela no volveremos a ver al inspector. De este modo la trama queda algo huérfana en el primer acto. Poco a poco el inspector va recuperándose de las secuelas del secuestro y volviendo a ser el que era. Esto tampoco ayuda demasiado, ya que el inspector se lía a resolver los crímenes que le manda White con su compañera con dos aparatos explosivos taladrados y adheridos a su columna vertebral sin aparentes consecuencias. 

Más allá de eso, la novela retoma el tono de los libros anteriores: con estilo directo, lenguaje ameno y sencillo de leer. Gómez-Jurado vuelve a hacer gala de una batería de recursos al servicio de la narrativa.  Algo a destacar sin duda es la uniformidad de la prosa del autor, que lleva al lector por aquellos caminos que desea según conviene a la narrativa, solucionando las tramas secundarias que se van planteando. 

La atmósfera está más viciada, lo cual se agradece. Como lectores percibiremos cómo los personajes están exhaustos. Juan Gómez-Jurado consigue trasladarnos el sufrimiento por el que pasan Antonia en su intento de proteger a sus seres queridos, además de a Jon tratando de sobreponerse y mantenerse sereno a pesar de sus circunstancias.

El final de la novela es precipitado, como viene siendo habitual en los dos libros anteriores. El modo en el que Antonia resuelve el enigma vuelve a ser repentino y parece que está sólo a su alcance: un fogonazo de lucidez y genialidad. Un recurso que de nuevo podría salir cruz. No obstante vuelve a salir cara para alivio de los lectores, y de la propia Antonia. Que nos diga que sabía toda la información desde hace tiempo atrás no cambia nada, ya que como lector no tenemos esa información hasta que ella lo verbaliza. Sinceramente esperaba un final más elaborado teniendo en cuenta los personajes que intervienen. 

El epílogo, sin embargo, conseguirá sacarnos una sonrisa de ilusión, de esas que ponen de manifiesto el cariño que ha germinado dentro de nosotros hacia Antonia y Jon. Rey blanco pone fin a una saga que comenzó en El paciente y Cicatriz, y culmina en la trilogía de Reina Roja. De nuevo hay multitud de referencias a los libros anteriores. Creo que es de elogiar al autor lo que ha conseguido con ambos personajes: un dúo tan carismático, tan bien construido y conseguir que los lectores nos encariñemos tanto con ellos es algo sin duda reseñable. A pesar de ello, quedan varios cabos por atar, con los que el autor deja la puerta abierta para un posible regreso.


A destacar

La uniformidad de nuevo es la seña de identidad del autor: sin baches ni sobresaltos, la trama se desarrolla página a página. De nuevo vemos las conexiones con las novelas de inicio de la saga: El paciente y Cicatriz. Esta uniformidad se agradece, creando una sensación de conexión en toda la historia. Al final de Rey blanco tendremos una gran sensación de plenitud, que se acrecienta al haber leído todos libros en el orden correcto. 

La facilidad de lectura. Con todo, esta es la novela que más amena de leer me ha parecido. Una novela que se devora en pocos días.

El ritmo en la novela va de menos a más, coincidiendo con la recuperación de Jon.

El epílogo conseguirá hacernos sonreír. Veremos como ambos protagonistas han experimentado una evolución palpable. Una Antonia mucho más humana y más feliz, un Jon más resolutivo. Éste es el verdadero final de la novela. Quedan varios cabos por atar: como el caso de White, que sigue vivo en el hospital recuperándose. Con todo ello, el autor introduce una pequeña llama de esperanza. Algo que le permita poder continuar con la saga en el futuro de ser necesario. Juan Gómez-Jurado consigue ilusionar con el final de una saga que alcanza un nivel fantástico. Personalmente me gustaría que la historia de Antonia y Jon concluyera aquí, y que el autor nos sorprendiera con otras novelas alejadas de estos protagonistas. Siempre está el miedo de que las expectativas nos traicionen y arruinen una continuación. Sea como fuere, tanto si el autor continuara la saga como si nos sorprende con un planteamiento nuevo, aquí tiene un seguidor que le acompañará allá donde nos lleve.


Disgustos

Hay demasiados flashbacks. Aunque es un recurso muy utilizado por el autor en sus libros, he tenido la sensación de que en este libro se ha abusado de ellos. El hecho de introducir un flashback pausa la acción narrativa para explicar un concepto que el autor cree necesario para el desarrollo de la novela. Aunque la trama prosigue tal cual termina el flashback, tuve la sensación de que hubiera preferido una explicación menos extensa a través de los personajes que protagonizan la escena en ese momento. Esto, unido a una trama algo lineal como viene siendo habitual en la saga, da como resultado una novela algo menos dinámica que las anteriores.

Poco desarrollo de los villanos. Sabemos el inicio y el por qué de los villanos. Tanto Sandra como White son dos personajes de los que sabremos su motivación y cómo surgieron, pero acaban siendo personajes poco desarrollados y que permanecen invariables a lo largo de la saga. Lo cual es bastante sorprendente teniendo en cuenta que el resto de personajes, secundarios incluidos, evolucionan a lo largo de las novelas.

El final de la novela vuelve a resolverse de manera muy repentina y muy al estilo Antonia Scott: un destello de lucidez que sale favorable. Aunque, siendo sinceros, te crees que Antonia sea capaz de hacer lo que hace, personalmente me hubiera gustado un final más elaborado tanto en esta novela como en las otras dos. 


Valoración

Rey Blanco pone fin a una pentalogía de éxito, dejando por evidente que Juan Gómez-Jurado es un autor de personajes: con un gran talento para su construcción y desarrollo. Una vez más, es más importante cómo interaccionan los personajes unos con otros que lo que ocurre a nivel de acción. Es ahí es donde el autor consigue sacar toda su fuerza. En este caso hablamos de Jon y Antonia como un trasunto del binomio fantástico de Rodari. Una pareja inseparable y sin la cual la novela no tendría sentido. Rey Blanco va de menos a más, continuando en el punto exacto en el que terminó Loba negra. 

Después de un inicio algo más flojo, la novela recupera el tono habitual al que nos tiene acostumbrados Gómez-Jurado: con unos personajes que harán las delicias del lector. De nuevo la sensación de uniformidad será lo más destacable de la obra de Gómez-Jurado. Un autor que consigue meterse al lector en el bolsillo con apenas unas líneas al inicio de cada novela. La novela transcurre y los personajes seguirán experimentando su proceso de evolución particular. Ni Jon ni Antonia serán los mismos al concluir la historia.

Rey Blanco pone fin a la que parece que ha sido la historia de Antonia Scott y Jon Gutiérrez. Sin embargo, su autor nos deja algunos cabos sueltos y un final abierto. 

¿Volverán Antonia y Jon? Sólo su autor lo sabe. Sin lugar a duda, ésta ha sido una experiencia de lectura la mar de recomendable. Gómez-Jurado es un autor que conecta con el lector. Una estructura fácil de seguir, personajes pulidos, bien construidos cumpliendo su papel y una prosa cuidada hacen de sus novelas algo muy ameno de leer, y una historia que merece ser leída y con la que podremos disfrutar.


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