Argumento
Un padre y un hijo atraviesan Argentina por carretera, desde Buenos Aires hacia las cataratas de Iguazú, en la frontera norte con Brasil. Son los años de la junta militar, hay controles de soldados armados y tensión en el ambiente. El hijo se llama Gaspar y el padre trata de protegerlo del destino que le ha sido asignado. La madre murió en circunstancias poco claras, en un accidente que acaso no lo fue.
Como su padre, Gaspar está llamado a ser un médium en una sociedad secreta, la Orden, que contacta con la Oscuridad en busca de la vida eterna mediante atroces rituales. En ellos es vital disponer de un médium, pero el destino de estos seres dotados de poderes especiales es cruel, porque su desgaste físico y mental es rápido e implacable. Los orígenes de la Orden, regida por la poderosa familia de la madre de Gaspar, se remontan a siglos atrás, cuando el conocimiento de la Oscuridad llegó desde el corazón de África a Inglaterra y desde allí se extendió hasta Argentina.
Personajes
En nuestra parte de noche destaca la ambivalencia de los personajes: todos parecen tener un lado oscuro, que según el personaje se acentúa más o menos, además del amor que sienten entre ellos. Todo ello hace relucir la profundidad psicológica y sentimental con la que Maria Enríquez viste a sus personajes. Me gustó personalmente el personaje de Gaspar: siendo al comenzar la novela un niño tan pequeño, cuenta con una capacidad tan grande de sentir y de vivir en un mundo que aún no comprende, habiendo muerto su madre hace poco, teniendo a su padre al borde de la muerte y en una familia que no le gusta ni le trata bien. La soledad en la que está inmerso en su día a día, tratando de llamar la atención de su padre sin demasiado éxito. Cómo trata de cumplir su voluntad a pesar de tener miedo y no entender qué está pasando. Su familia tratando de utilizarlo disfrazando de juegos la verdadera intención con el crío… Todas y cada una de estas experiencias por las que pasa Gaspar hacen de él un personaje redondo y con el que empatizamos rápido. Enríquez le dedica el tercer capítulo de la novela. Un niño que se sabe diferente y sabe que su padre es alguien peculiar, pero no alcanzar a comprender el porqué. Gaspar crece sin saber por qué su padre se comporta de ese modo tan extraño: intercambiando buenos momentos y cariño con una actitud huraña, llegando en muchos momentos de la novela al maltrato físico. Gaspar vive todo este proceso de enfermedad de su padre, la que le conduce de forma inexorable hasta su muerte. El terror de ver cómo su padre se muere, mientras vive episodios de lo que a todas luces sería un maltrato, desde la óptica de un niño pequeño que no es del todo consciente del mundo que le rodea es algo con lo que Maria Enríquez consigue estremecernos.
Maria Enríquez construye el resto de personajes con detalle, dotándolos de multitud de grises y con una voz fácilmente distinguible. Todos tienen sus miedos particulares, que se van entremezclando con un terror hacia elementos más tradicionales relacionados con la trama principal. Cada uno de los personajes cuenta con una trama particular más secundaria, que entronca con el hilo principal de la novela.
Un hecho interesante es que el libro está dividido en varios capítulos, cada uno contado bajo el punto de vista de un personaje distinto en un momento del tiempo diferente. Esto consigue que veamos cómo cambian los personajes a lo largo de la novela, además de comprender el punto de vista de los demás.
Todos los personajes evolucionan y cambian según pasan las páginas de la novela, con lo que vemos el gran trabajo que realiza la autora en la construcción de los mismos.
Técnica
Nuestra parte de noche está escrita en una mezcla de estilos directo e indirecto y tiempo pasado. Veremos a un narrador en tercera persona que contará una historia cargada de simbología con una prosa muy visual.
La novela provoca impaciencia, dado el ritmo lento con el que transcurre la historia. Sentiremos necesidad por devorar sus páginas en busca de respuestas que Mariana Enríquez va soltando con cuentagotas. Mientras descubrimos la siguiente perla de información, recorreremos el camino de Juan y Gaspar, huyendo de la Orden de la que forman parte Juan y Tali, el culto a la Oscuridad y cuál es el papel de Juan como médium de la Orden y de Gaspar como su futuro heredero. En unas pocas páginas, la autora consigue sentar las bases de la novela a la vez que nos obliga a mantener la calma. Sentiremos cómo la autora nos agarra de los hombros, obligándonos a sentarnos y seguir leyendo en busca de más información. Esto es interesante, ya que la novela se va desarrollando a ritmo lento, planteándonos muchísimos enigmas que muy poco a poco iremos consiguiendo resolver.
Enríquez reúne a modo de congregación todos los tipos de terror. Nos encontramos ante una autora que consigue desdibujar las fronteras de lo que conocemos como género del horror, consiguiendo transmitir angustia y desazón desde todos los frentes posibles: ya sea por la historia dramática de Juan y Gaspar, con su peculiar relación padre hijo. Por otro lado, veremos a la misteriosa Orden y cómo Juan trata por todos los medios de proteger a su hijo de su destino, aunque se siente tentado por ese mismo poder y se niega a abandonarlo. Nuestra parte de noche recuerda a Lovecraft, en ese ejercicio de locura y de terror hacia lo desconocido, y de cómo el ser humano se siente insignificante ante la presencia de poderes y dioses que apenas reparan en nosotros por pura indiferencia. Un terror que a veces es onírico, rozando la locura que rodea el miedo hacia cuestiones más mundanas: como la muerte de una esposa o de una madre, o la preocupación irracional por la seguridad de un hijo. Otras veces, Mariana Enríquez nos muestra algunos de sus monstruos: demonios o espectros que son capaces de destruirnos o de hacernos perder la cordura con sólo mirarnos o estar ante su presencia. Nuestra parte de noche también recuerda a King, poniendo en varios momentos el foco narrativo sobre el pequeño Gaspar y su grupo de amigos enfrentándose hacia un terror desconocido dentro de una casa embrujada.
La autora consigue mezclar de forma brillante un terror tradicional, basado en presencias físicas con las que los protagonistas pueden interactuar, con un terror onírico o psicológico más vanguardista y más basado en obsesiones y miedos internos de sus personajes.
La primera parte la protagoniza Juan y trata sobre la Orden y el culto de la Sombra y a la Oscuridad, junto con la familia de Gaspar buscando un médium. Este primer avance sirve para contextualizar la novela. Enríquez nos presenta su propuesta narrativa, el ritmo con el que se van a desarrollar los hechos y, sobre todo, obligarnos a no perder detalle de nada de lo que ocurra. Otro aspecto interesante de la novela es que no hay nada metido con calzador o que sobre. A pesar de contar con casi 700 páginas, Nuestra parte de noche aprovecha todas y cada una de las páginas. Todo es relevante y cada detalle que nos cuenten tendrá su importancia en algún momento de la novela.
El segundo capítulo dura apenas unas pocas páginas con las que el doctor Bradfort se entrega a la Oscuridad y cuenta cómo descubrió a Juan, operándolo y asumiendo su cuidado dado su delicado estado de salud.
La tercera parte trata sobre Gaspar, con su particular visión del mundo que le rodea: sin comprender, con la inocencia de un niño contaminada por la dureza y la madurez que provocan una vida que no le correspondería vivir a su edad. La enfermedad de su padre, los episodios de maltrato que se van haciendo cada vez más frecuentes a medida que avanza la novela, la preocupación de qué va a ser de él una vez su padre muera, el miedo a la soledad…Creo que Mariana Enríquez consigue dar una vuelta de tuerca más , logrando que sintamos terror y angustia al ponernos en la piel del pequeño Gaspar. Experiencias demoledoras que harían perder la compostura a cualquiera desde la óptica de un niño, y dejando por el camino frases lapidarias como:
“Ser huérfano es eso: tener cajitas con cenizas y no saber qué hacer con ellas”.
El siguiente capítulo trata sobre Rosario, madre de Gaspar y esposa de Juan, y sobre su vida desde pequeña cuando vino Juan a su familia, su descubrimiento y la vida como estudiante en Londres. Lo interesante de este capítulo es el tratamiento y la interpretación del personaje de Juan desde la óptica de Rosario. A través de este personaje comprenderemos cómo es la vida de un iniciado en la Orden: costumbres, leyes y el crecimiento dentro del culto. Todo ello ayuda a desarrollar la trama secundaria mediante el pasado de los personajes. También veremos una faceta más del personaje de Juan: cómo, a pesar de la crueldad de páginas anteriores, es capaz de amar a Rosario.
A continuación comienza un capítulo sobre una investigación relacionada con un pozo lleno de huesos de víctimas de la guerra, del golpe de Estado, de la lucha entre el Ejército de Liberación y el Ejército Argentino. La historia del pozo parece tener relación con la familia de nuestros protagonistas: la familia Reyes Bradfort. Este capítulo ayuda a dar mucha profundidad y aumentar la ya exagerada dimensión de la trama que ha compuesto Mariana Enríquez, incorporando tintes y matices políticos que mezcla con artesanía con la trama de terror. El capítulo conecta con varias tramas secundarias y actúa a modo de recordatorio de algunos hechos sucedidos en capítulos anteriores. Además, el hecho de que los personajes sientan terror hacia elementos mundanos consigue que la trama nos deje poso, pudiendo empatizar aún más con los personajes. También sirve de sustento para poder desarrollar toda la trama fantástica y de terror en una base sólida de realidad.
A destacar
La prosa tan visual e impactante: Mariana Enríquez dispone una prosa de estilo muy visual, consiguiendo que nos situemos en los mundos de pesadilla a los acceden sus personajes. Las incursiones en ese Otro lugar serán una experiencia terrorífica que nos transmite angustia y terror hacia lo desconocido, haciéndonos partícipes del desconocimiento de los personajes hacia lo que ocurre.
Mezcla de géneros de terror: tradicional (elementos físicos) y vanguardista (obsesiones y fobias), este baile de estilos que la autora desarrolla con maestría es una delicia para el lector
Desarrollo y ambivalencia de los personajes, que Enríquez dibuja con multitud de grises y aristas, además de que todos los personajes tienen una voz que distinguimos con facilidad sin necesidad de mayor indicación.
Disgustos
No creo que esta novela tenga algo negativo a destacar. Más allá de que te pueda gustar más otro libro por mero gusto personal.
Valoración: ✨✨
Nuestra parte de noche es una propuesta sólida, en la que tienen cabida todo tipo de horrores. Una novela que disfrutarán tanto los amantes habituales del género del terror como los no habituales. Los personajes están desarrollados a la perfección, con voz y profundidad increíbles. La ambientación y la trama incluyen elementos que recuerdan a Lovecraft o King, entre otros, además de mezclar con maestría varios géneros del terror en una misma novela: desde un terror más tradicional, basado en elementos físicos que los personajes pueden ver y sentir, a un horror más psicológico y fundamentado lo cotidiano, fobias, obsesiones y miedos personales de cada personaje.
La autora presenta una novela de prosa muy visual que resulta impactante desde el inicio. Poco a poco iremos sumergiéndonos en el mundo de la Orden, comprendiendo hasta qué punto llega el poder de Juan como médium y su lucha con la secta, y cómo trata de proteger a su hijo de su destino. La ambivalencia de los personajes también es un elemento a destacar, lo que consigue aumentar su credibilidad y que sintamos empatía hacia ellos.
Es el primer libro que leo de la autora y ha sido un descubrimiento maravilloso. Estoy seguro que Mariana Enríquez es y será la revolución del género del terror en los próximos años.
Una novela de las imprescindibles dentro del género, y una propuesta muy sólida y disfrutable si no eres lector habitual del terror.
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