El campo ha cambiado frente a nuestros ojos sin que nadie se diera cuenta. Y quizá no se trate solo de sequías y herbicidas, quizá se trate del hilo vital y filoso que nos ata a nuestros hijos, y del veneno que echamos sobre ellos. Nada es un cliché cuando finalmente sucede.
Distancia de rescate sigue esta vertiginosa fatalidad haciéndose siempre las mismas preguntas: ¿Hay acaso algún apocalipsis que no sea personal? ¿Cuál es el punto exacto en el que, sin saberlo, se da el paso en falso que, ahora sí, nos condena?
Técnica
Samanta Schweblin nos trae un relato perturbador. Una historia que atrapa y juega con nuestro desconcierto. Con una prosa magnética, nos situaremos en la cabeza de Amanda, una mujer enigmática que habla con alguien en su cabeza. Schweblin plantea este juego de narrador a dos voces para desplegar un relato amargo con mucho más trasfondo del que podría parecer a simple vista. Todo ocurre en emplazamiento fantástico, en el que vemos cómo el campo ha enfermado y mucha gente padece enfermedades mortales. Toda esta ambientación de ficción es algo por lo que la autora pasa de puntillas, ya que tampoco importa. Lo que realmente es urgente, lo que necesita saber Amanda, es qué ha pasado con ella. Qué ha pasado con su vida, con su hija, con su vecina Carla y sobre todo con su hijo David. Una novela que explota el pasado y la vida de su protagonista, perdiéndose en sus recuerdos y vivencias. La narración se desarrolla en primera persona, en una conversación de ambos narradores interrumpida por alguna interacción con otro personaje externo de vez en cuando. Distancia de rescate es un libro lleno de varias historias contenidas unas a otras a modo de matrioska.
La narrativa comienza con Amanda en una casa junto a su hija Nina y Carla, su vecina. Desde el inicio, comprenderemos que algo no está bien. Algo ocurre o va a ocurrir, pero no sabemos cuándo. Este suspenso se mantiene durante toda la novela. La historia se cuenta a través de la conversación de Amanda con alguien más a modo de retrospectiva. El ritmo es frenético, pues desde las primeras páginas sabemos que a nuestra protagonista no le queda mucho tiempo de vida.
El libro es una conversación en la que se relata el paso de una vida normal a una situación terrorífica. Con esta estructura, apenas hay descripciones, la autora imprime un ritmo frenético y mucha tensión, jugando con el término “distancia de rescate” todo el tiempo. En el libro definen la distancia de rescate como la distancia a la que una madre debe estar de sus hijos para protegerlos de un mal que es inevitable que pase: “tarde o temprano ocurrirá algo malo, y cuando pase quiero tenerte cerca”. Los momentos en los que Amanda pierde de vista a Nina serán momentos de mucha tensión.
A pesar de estar leyendo la historia bajo la mirada de Amanda, de forma paralela están ocurriendo multitud de acontecimientos que, a pesar de no ser importantes con respecto a lo que cuenta la protagonista, suponen un marco de fantasía impecable. Schweblin consigue construir en muy pocas páginas una escena de suspense extremo que incomoda al lector y consigue crear tensión cuando menos lo esperamos.
Además de todo lo anterior, en la novela podemos apreciar tintes esotéricos y cierto misticismo. En ella se tratan otros temas de manera tangencial, como el ecologismo, las enfermedades o las supersticiones de la población más rural. Todo ello se mezcla con el modo en que la protagonista del relato vive su maternidad en este escenario que más bien parece un apocalipsis.
Distancia de rescate es una novela inmensa, de esas que merecen una relectura. El final queda muy a la interpretación del lector, siendo coherente con la propuesta de la autora. De haber tenido un final hermético y cerrado al milímetro habríamos oído en nuestra cabeza la voz de David diciéndonos: “eso no es importante”.
Valoración: 9 / 10
Un libro magnético, que nos impide levantarnos del asiento hasta terminarlo y que, sin embargo, no es recomendable devorar. Schweblin plantea una prosa que raspa, quema y atrapa a los lectores. Un relato que juega con el desconcierto de sus personajes. Un escenario fantástico con moraleja ecologista, todo ello incrustado en un drama familiar madre-hija con una idea de fondo que viene y va en forma de eco: la distancia de rescate entre una madre y su hija enferma. La novela reluce con tintes esotéricos, introduciendo una temática mística y fatal.
Una obra maestra del terror y que nos hace comprender porqué a Samanta Schweblin se le augura un futuro tan brillante.
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