domingo, 2 de octubre de 2022

Mandíbula - Mónica Ojeda


Argumento

Fernanda Montero, una adolescente fanática del horror y de las creepypastas (historias de terror que circulan por internet), despierta maniatada en una cabaña oscura en medio del bosque. Su secuestradora, lejos de ser una desconocida, es su profesora de Lengua y Literatura: una mujer joven, marcada por un pasado violento, a quien Fernanda y sus amigas han atormentado durante meses en un colegio de élite Opus Dei. Los motivos del secuestro se irán revelando como algo mucho más complejo y duro de digerir que el bullying a una maestra: una traición inesperada y vinculada a un edificio abandonado, un culto secreto inspirado en creepypastas y un amor juvenil.


El horror blanco como motor de la obra

Toda la novela se basa en este subgénero literario cuya visión nos ofrece la autora.  Como si fuera una revisión del horror cósmico lovecraftiano, este terror blanco que se esconde a la vista, descansa en la idea de que lo más terrorífico no es lo desconocido sino aquello que se conoce a medias. Mónica Ojeda usa las metáforas de manera brillante durante toda la novela, y la manera más sencilla de ilustrar esta idea es imaginarnos a la cría de un cocodrilo dentro de la boca de su madre. A pesar de la protección que puede ofrecer su madre, la cría se somete al terror de que en cualquier momento la situación puede cambiar y provocar su muerte. Esto es el terror blanco que Mónica Ojeda ha traído en esta novela fabulosa, llena de giros y de matices, de personajes que luchan contra sí mismas en un afán de descubrirse y de encontrar un lugar en un entorno que es hostil. 

Un peligro que no puedes ver, pero que sabes que está ahí acechando. Un hormigueo, un picor en los brazos, algo empieza a revelarse a plena luz y provoca el desasosiego del lector y de los protagonistas a partes iguales. La autora consigue estremecernos situándonos en un contexto de secuestro en el que una profesora ha secuestrado a una de sus alumnas. Durante su encierro, viajaremos al pasado de ambas para descubrir cómo han llegado hasta ahí, qué ha provocado que Fernanda esté esposada y atrapada en ese lugar desconocido, y por qué Miss Clara la apunta con una escopeta. 

Ojeda genera de manera prodigiosa una paleta de sentimientos en el lector, con un estilo elaborado y adornado, la narrativa avanza dejando muchas preguntas. Mandíbula es una de esas novelas que le proponen al lector un papel protagonista y necesitan de cierta complicidad para sacar todo su jugo. La idea del horror blanco reúne como referentes varios textos de autores como Poe, Stoker o Lovecraft, haciéndonos reflexionar acerca de que hemos estado delante de este género sin habernos dado cuenta. La novela maneja de manera brillante y juega con la incertidumbre en la trama, que se retuerce a conveniencia de una autora de pluma magistral y para desgracia de sus protagonistas. Porque otra característica de Mandíbula es que nunca sabremos cuándo va a producirse el estallido. En qué momento el miedo va a tomar forma y a revelarse. Sin embargo, todo el rato sentiremos que quizá, para cuando esto ocurra, sea demasiado tarde. Mandíbula es una novela que consigue una atmósfera que ahoga. A través de una gran variedad de recursos narrativos, Mónica Ojeda ilustra una sucesión de capítulos a cada cual más abrumador. 


La maternidad, la feminidad y la angustia como elemento terrorífico

Otra de las cuestiones sobre las que pivota la narrativa de Mandíbula es una exploración acerca de la maternidad. La autora explora el papel de la madre como elemento determinante para configurar no sólo la personalidad de sus personajes, sino también el terror primario que acechará tanto a la pandilla de amigas de Fernanda como a la maestra. El ritmo que propone la autora es lento pero inexorable a través de la voz de un narrador omnisciente. Ojeda narra de una manera magistral y consigue ubicar al lector en los lugares de la novela con un lenguaje ameno y sencillo, que retuerce con metáforas y adornos literarios cuando es necesario. Toda la novela gira en torno a las relaciones de mujeres, ya sea entre madre e hija como entre el grupo de amigas protagonistas. Todo ello con la premisa anterior de que cada persona lleva un trauma consigo, y eso evoluciona. Esta mutación de traumas es lo que hará que nos enfrentemos a la vida de un modo u otro. La propia personaje de Miss Clara ha tenido una relación muy peculiar con su madre, a la que ha decidido imitar hasta el punto de vestirse como ella, incluso después de haber pasado por una educación conservadora y tiránica por parte de su madre. No siendo suficiente, al poco de comenzar la novela la maestra nos contará cómo fue también secuestrada por unas alumnas en otro colegio en el que impartió docencia. Esto se le quedó grabado en el cerebro, obsesionándola hasta el punto de provocar tics nerviosos y revivir el episodio en su mente una y otra vez.

Uno de los puntos más brillantes de la novela es el uso de la angustia. Mandíbula reflexiona acerca de la culpa, de la sensación de amenaza constante. Ojeda construye personajes profundos y creíbles con los que podremos empatizar y comprender a pesar de la brutalidad de sus vidas. Cada acontecimiento es relevante  y nos aporta infomación para deconstruir aún más el concepto de horror blanco y cómo esto tiene que ver con la vida de las chicas y de su maestra. Mandíbula es una obra cuya percepción cambia a cada página y concluye en un final que hará trizas la mente de sus lectores. Y no contenta con esto, Ojeda consigue llevarnos de la mano por una trama llena de horrores, traumas de infancia y generarnos el interés suficiente para no soltar la novela.  



El culto al Dios Blanco y la referencia a la mandíbula

Mandíbula encierra una tercera perla. Y es que toda la novela acaba siendo una reflexión sobre la naturaleza del miedo. Al final de la novela, una de las chicas realizará un ensayo sobre el ensayo sobre el  horror blanco. Annelise Van Isschot se impondrá muy poco a poco en su papel de villana y maestra de ceremonias de la obra. Todo lo que hay entre las páginas de la novela guarda una coherencia, una visión de conjunto que da armonía a la obra. Así ocurre con el personaje de Annelise, que para cuando pasemos la última página del libro nos habrá provocado más de un escalofrío. Una personalidad ladina, manipuladora y calculadora, Anne es un personaje frío que juega con el resto de sus amigas y las hace partícipes de un culto. Sí, en Mandíbula también encontraremos ocultismo y sectas. Annelise construye un culto hacia un dios que encierra todo el concepto de terror blanco y le dota de significado. 

Ojeda maneja las analogías y juega con las imágenes que nos ofrece, y esto guarda una gran importancia dentro del culto al Dios Blanco. La imagen de la mandíbula protegiendo a la cría tiene varias lecturas, así como lo tiene esta novela. ¿Qué ocurriría si la madre no tiene cuidado en no dañar a su cría? La autora nos traslada una y otra vez esta idea desde varios ángulos, convirtiendo a quien nos debía proteger en un monstruo que puede llegar a terminar con nuestra vida, y viceversa. Esta dualidad constante en la que se mueve el narrador es una genialidad al alcance pocos, consiguiendo una novela que rebosa contenido en tan pocas páginas. 


Valoración

Mandíbula es una novela llena de imágenes vivas, frías y calientes. Un planteamiento narrativo que inquieta, lleno de morbosidad, violencia y sexualidad. Mónica Ojeda construye una novela con una atmósfera que ahoga, una puerta abierta por la que el lector entra y cuando quiere darse cuenta ya es demasiado tarde. Mandíbula reúne una polifonía de voces a través de personajes pulidos y bien desarrollados a los que atormenta con todo tipo de perversiones.Una novela en la que a medida que avancemos por sus páginas comprenderemos que no sólo aquello que se esconde en la oscuridad es terrorífico, y que hay horrores que se encuentran a plena luz esperando el momento oportuno para revelarse. 

Una historia que ahoga, en la que Ojeda nos introduce a través de una variedad de recursos narrativos. Cada capítulo quita un poquito más de esperanza a sus protagonistas. La autora nos propone una narrativa llena de capas que se superponen, consiguiendo una coherencia de principio a fin. Mandíbula nos ofrece una crítica a la moral, a la religión, a las instituciones educativas y al peligro de las relaciones de la familia a través de una paleta de recursos narrativos que la autora maneja con soltura. 

Todo desemboca en un final abierto y perturbador que echa raíces en la cabeza de cada lector, pues se basa en la digestión que vayas haciendo de todas las páginas anteriores.  Todo guarda coherencia: desde la construcción de personajes, la trama, los terrores y sobre todo el concepto de terror blanco vertebrando todo este planteamiento. 

Cuando todo tu cuerpo vibra con el pensamiento de que algo está mal, pero no sabes qué es. El horror blanco vive en cada uno de nosotros de una manera diferente, pues como dice la autora: lo más terrorífico no es lo que no se sabe, sino lo que se sabe a medias. Y esto se debe en que el horror se adapta a nuestra mente, haciéndonos vulnerables y que dudemos de todo. 

Una novela que pasa directa a mis lecturas favoritas. 


miércoles, 15 de junio de 2022

El único indio bueno - Stephem Graham Jones

“Cuando todo el mundo parece estar atacándote, lo más normal es soltar alguna dentellada, ¿no?”

Argumento🎑

Ricky, Gabe, Lewis and Cassidy son cuatro amigos de la infancia, cuatro indios americanos que, en su madurez, viven atrapados entre una sociedad que los rechaza y las tradiciones anquilosadas de su tribu, que han intentado dejar atrás.

Durante la juventud cometieron un trágico sacrilegio contra las leyes y tradiciones de la tribu. Penetraron en las tierras de caza reservadas a los ancianos de la tribu y aniquilaron tantos ciervos como pudieron. Han pretendido olvidarlo, hasta ahora. Ahora, algo los persigue, los acosa y los masacra, uno a uno


Emociones cosidas a la narrativa y a sus personajes

Stephen Graham Jones narra una historia tremendamente emotiva, plagada de cotidianidad y con unos personajes bien construidos. El autor se apoya en su bagaje cultural para contar aspectos de la cultura india nativa americana sin aspavientos, sin dramatismo y con la única intención de retratar su modo de vida. Graham Jones se apoya en sus personajes para desarrollar una narrativa sin apenas descripción a través de la acción pura y dura. 

A nivel estructural, El único indio bueno es una novela narrada en tiempo pasado y en varias voces, transitando entre el pasado y el presente a través de los recuerdos de unos protagonistas que, sin embargo, tratan de mirar siempre hacia un futuro mejor. Como dato llamativo destacaría que el autor elige la segunda persona para desarrollar a su villano. Esto supone uno de los aspectos más interesantes al provocar en el lector un acercamiento forzado hacia el elemento sobrenatural y terrorífico que acecha a los protagonistas de la novela. El hecho de usar una segunda persona para tratar al villano, junto con una narrativa construida con actos corrientes, es un recurso que el autor maneja a la perfección. Y es que Graham Jones hace de la emoción de los personajes el hilo conductor de sus tramas. La culpa subyace en un segundo plano, pero sigue lo suficientemente cerca para ser percibida por el lector y para unos personajes que tratan de ignorarla hasta que es demasiado tarde para ellos. 


Una redacción diferente a través de símbolos

El autor emplea una redacción diferente a lo habitual, centrada alrededor de un narrador más bien omnisciente que de vez en cuando hace un alto en el camino para interpelar a la mujer ciervo y al lector. El hecho de romper de este modo la cuarta pared y que el narrador se dirija cada cierto tiempo al lector, que de este modo se ve forzado a contar con un papel en la novela, son toques de atención con los que el autor consigue que no despeguemos la vista de aquello que es importante.

Stephem Graham Jones se vale de la ironía y de una redacción sobria para contar la vida de sus personajes. La narrativa trata aspectos muy interesantes sobre las costumbres y el modo de vida de los protagonistas, que tratan por todos los medios de dejar atrás un pasado que les persigue. Otro de los aspectos que resalta en la narrativa de Jones es el trabajo de documentación llevado a cabo, retratando las diferencias de varias de las tribus indias que existen. Desde los pies negros, crow, apache y un sinfín más, el autor redacta varias cuestiones sobre las diferentes costumbres y el modos de vida de estas tribus, tanto en la reserva india como fuera de ella, sin ninguna intención más que coser una narrativa con lo justo y necesario para hacer avanzar la trama. A pesar de la tentación que supone parar y recrearse, Graham Jones elige pasar de puntillas sobre sus orígenes. Esto supone un soplo de aire fresco, generando una sensación de fluidez y armonía en la novela.

Por otro lado, reconozco que este tipo de redacción supone un cóctel que cuesta beber si no estás familiarizado con el autor, con un sabor al que cuesta familiarizarse. En mi caso, El único indio bueno fue el primer título que leo del autor y tuvieron que pasar varias páginas para comenzar a sentir esa atracción desbocada que más tarde llegaría. Entre otras cuestiones, la acción comienza in media res, en medio de vete a saber dónde y sin que nada importe. Tan sólo un personaje recordando, viviendo en el presente y huyendo de su pasado. Sin embargo, una vez que entras en la novela, el resultado es algo delicioso. Jones es un autor con un potencial increíble y con una fuerza narrativa a la altura de los más grandes. Una narración actual, de ritmo acelerado y con temas vanguardistas parecen ser la firma de un autor que a pesar de todo ello no pierde la perspectiva de sus orígenes. 


Valoración ✨✨

Una propuesta terrorífica y diferente, con más pinta de slasher que de una propuesta de horror más clásica. Jones apuesta por una narrativa íntima que ataca a la cordura de sus protagonistas, y con una profundidad emocional que hace conectar al lector con una identidad y con el lugar que ocupan los personajes en el mundo. El único indio bueno consigue replantearnos sobre lo que está bien y lo que no, desgarrando todo lo que puede a medida que avanzan en tropel la acción y el peligro, el pasado y el lector a medida que pasa las páginas. Todo acaba colapsando en un presente que de nuevo mira hacia delante, siempre adelante. El segundo mensaje que el lector puede percibir, además del reflejo del pasado en las acciones actuales y futuras, es precisamente ese: que sus personajes nunca dejan de mirar adelante buscando una redención que nunca llega. 

Toda esta mezcla de terror y de esperanza, sobre la injusticia y la venganza, cristaliza en un estilo ágil, dinámico y plagado de violencia. La figura del villano se sale completamente de la norma, consiguiendo una entidad fría y calculadora, pero con una justificación con la que podremos sentirnos identificados hasta cierto punto. Con todo esto, Graham Jones consigue una lectura amena y diferente, llegando a un final abierto en el que siembra una semilla de esperanza hacia una vida mejor para sus personajes. 


Un título del que no te arrepentirás. Tanto si eres fanático del terror como si no eres habitual, en El único indio bueno encontrarás una novela fluida que rebosa contenido, brillante y diferente.


Sin duda un autor que seguiré a partir de ahora muy de cerca.


domingo, 22 de mayo de 2022

It - Stephen King

 


Argumento

¿Quién o qué mutila y mata a los niños de un pequeño pueblo norteamericano?

¿Por qué llega cíclicamente el horror a Derry en forma de un payaso siniestro que va sembrando la destrucción a su paso?

Esto es lo que se proponen averiguar los protagonistas de esta novela. Tras veintisiete años de tranquilidad y lejanía, una antigua promesa infantil les hace volver al lugar en el que vivieron su infancia y juventud como una terrible pesadilla. Regresan a Derry para enfrentarse con su pasado y enterrar definitivamente la amenaza que los amargó durante su niñez.

Saben que pueden morir, pero son conscientes de que no conocerán la paz hasta que aquella cosa sea destruida para siempre.


Personajes

It es la culminación, un epítome de la obra de Stephen King. A pesar de ser demasiados personajes, cada uno de ellos cuenta con una personalidad definida al milímetro. La historia se desarrolla en torno a la vida de siete chicos en un pueblo de Maine, Derry. La novela transcurre de manera simultánea en el pasado y el presente, cuando este grupo de chicos está en su etapa preadolescente y cuando ya son adultos. 

Este club de los perdedores, que es el nombre que se autoimponen. La narrativa fluye en tiempo pasado cuando son pequeños, y podremos ver no sólo cómo se forma el grupo, sino también la personalidad que tiene cada uno de los chicos. Además, es llamativo reseñar la comparativa de cómo la personalidad de los chicos ha evolucionado cuando son adultos. Todos los chicos del grupo de los perdedores (Bill, Beverly, Stan, Richie, Ben, Eddie y Mike) tienen una característica que predomina y les hace distinguirse rápido al lector. Cada uno está marcado por unas vivencias, episodios de maltrato doméstico, padres sobreprotectores, padres que les ignoran o la muerte de un familiar son algunos de los episodios que los protagonistas deberán hacer frente. Ejemplos de ello pueden ser la tartamudez de Billy, el hecho de que Beverly siempre se fije en hombres maltratadores, la hipocondría de Eddie, la inseguridad de Mike con respecto a su físico.

En contraposición a los Perdedores estaría Henry Bowers y su séquito de matones. Henry se erige como uno de los dos villanos principales de la novela. Siguiendo su marca personal, King establece un villano lleno de matices y de aristas. Henry sigue el mismo patrón que el resto de chicos: marcado por su pasado, Henry reproduce los traumas de su infancia, y lo acabarán marcando para el resto de su vida para desgracia de nuestros protagonistas. Henry siente miedo y dolor en varios momentos de la trama. King sigue con su impronta de personajes lejos del blanco y negro, construyéndolos con una paleta de grises exquisita. Todo esto repercute que la figura del villano consiga empatía en el lector hasta cierto punto. En varios momentos de la historia principal, Henry despertará toda clase de sentimientos en el  lector, no sólo la animadversión por ejercer su papel de matón y maltratar a los chicos. Con todo esto, King conseguirá que comprendamos a sus villanos, pues también pueden sentir miedo. Como es habitual en sus novelas, las figuras antagonistas suelen ser las más interesantes. 

El último de los personajes principales que merece mención es el propio Pennywise y el pueblo de Derry como amenaza en sí mismo. King es un maestro de la fórmula de amenaza en un lugar tranquilo, un peligro en el hogar que hace a sus protagonistas no estar seguros, un sentimiento que comienza como una sensación y termina por materializarse en algún peligro real que les amenaza durante la novela. Uno de los aspectos más llamativos es la presencia de veracidad en el personaje, pues el propio Pennywise al comenzar la novela se presenta como Bob Gray, un asesino en serie que acabó con la vida de varios niños en EEUU y en el que King se inspiró para crear este personaje.

Después de haber visto la película, en la que presentan a Pennywise como poco más que un payaso malvado, me ha maravillado descubrir hasta qué punto la novela tiene algo más que aportar. Todo el libro es Pennywise: descubrir qué es en realidad, cómo llegó a Derry, toda la implicación que tiene en la posterior saga de la Torre Oscura… Pennywise es un villano que entraña una profundidad imposible de abarcar en una sola reseña, mucho menos sin destripar la novela de cabo a rabo. De todas formas creo sin temor a equivocarme que Pennywise es uno de los personajes más interesantes de la obra de Stephen King. A pesar de ser un ente del espacio exterior con poderes sobrenaturales, King le aplica el mismo rasero que al resto de personajes. Esto es uno de sus puntos más interesantes, pues a pesar de ser un monstruo y un villano terrible y malvado, también puede sentir miedo. También siente miedo de que los chicos que le derrotaron una vez puedan volver a hacerlo. Muy en el fondo de su corazón sabe que existe una posibilidad de morir, y eso le perturba. Pennywise guarda al final de la novela un giro argumental que nos dejará con los ojos como platos, haciéndonos replantearnos toda la novela y la concepción sobre el propio personaje.

Los secundarios desempeñan su papel a la perfección. Tanto padres, como el resto de matones, profesores o la enigmática Tortuga terminan de coser un elenco de personajes rico y lleno de variedades. Todos juntos hacen imposible para el lector no identificarse con alguno de los personajes. Además, al ser una novela tan extensa y estar tan bien desarrollados, predomina un sentimiento de cercanía y empatía por todo lo que le ocurre, tanto a los Perdedores como al resto.



Técnica

Stephen King se toma su tiempo para presentar una novela con forma de embudo. Lo más interesante de la misma que es el eje temporal que dispone el autor: desdoblado en dos como si fuera un espejo en el que se miran los Perdedores. La trama principal transcurre en Derry en dos momentos temporales diferentes: en la preadolescencia y adultez del grupo de protagonistas. El hilo narrativo principal de ambas tramas les conducirá hacia una espiral con destino común: Eso. Cómo King engarza las piezas de la narrativa es un trabajo de auténtico maestro. Esta narración doble de forma simultánea con los mismos protagonistas.

En cuanto al ritmo lo más que podemos comentar es que It es una novela más parecida a Apocalipsis que Misery. Las 1500 páginas son una advertencia previa de que esta novela se cocina a fuego lento y, sin embargo, no existe sensación de pesadez. A pesar de que la historia como tal empieza en la página 228, siendo las anteriores pura ambientación para conocer la trascendencia del enemigo al que se enfrentan nuestros protagonistas, la narración fluye sin detenerse. King aporta datos constantemente, deteniendo y haciendo avanzar al lector como si fuera uno más en el club de los Perdedores. 

It es una novela bajo la que subyace una crítica al machismo, a la violencia doméstica y al racismo. Mediante un gran uso del suspense y un terror de corte más psicológico, el autor nos lleva de la mano y nos detiene, muchas veces en contra de nuestra voluntad, para preguntarnos acerca de nuesros miedos más internos. Y es que eso es Pennnywise. Una fachada, una carnaza para que se acerquen los incautos. Lo más terrorífico de esta novela está lejos de ser una entidad alienígena devoradora de niños. Eso mira dentro de ti, de la misma manera que hace King con sus lectores, y en esa mirada ve mucho más de lo que nosotros mismos hemos hecho. Pennywise conoce nuestros secretos, sabe quiénes somos y cuáles son nuestros terrores más personales. Es la invasión de nuestra intimidad  lo que más aterroriza de este villano. 

Una vez terminado el libro nos damos cuenta que, en realidad, la novela It es una oda al cambio, a la etapa tan conflictiva como es la adolescencia. King nos introduce en forma de metáforas todos los momentos terroríficos que a nivel personal un niño o niña preadolescente vive: demasiado mayor para ser considerado un niño y demasiado joven para ser tomado en serio por un adulto. Cambios físicos, la sexualidad que despierta o la amistad serán temas tratados con maestría por el autor de Maine. Al concluir, nos daremos cuenta que en realidad, el deseo de cualquier niño es no hacerse mayor y perder la capacidad de soñar e imaginar. Ese será uno de los momentos momentos más emotivos de la novela y casi de la obra de King. Al terminar la última página y cerrar la novela, inevitablemente miraremos dentro de nosotros. Y lo que veremos será a ese niño o niña que fuimos. Lo más destacable de la novela es la capacidad de su autor para conectar, para tender un puente hacia el interior de cada persona que decida enfrentar al villano conocido como Pennywise.

En materia de influencias y relaciones, dentro de It hay ciertas conexiones con otros autores del terror como Lovecraft o Matheson entre otros. Obras como el ciclo onírico de Randolf Carter, con sus referencias al mundo onírico y a La llave de plata, y La mansión infernal. En It son especialmente relevantes los anhelos y sueños de los protagonistas, y cómo el hecho de la vida que tuvieron de pequeños les condicionará el resto de sus vidas.

En cuanto al final, a pesar de no ser el mejor, es muy emotivo y toca la fibra sensible del lector. King propone una escena agridulce que retrata al lector. Lejos de ser un final que quería, creo que es la conclusión que merece esta novela. También debo decir que esta novela hubiera sido diferente de haberla leído antes. Después de haber leído varios libros de Stephen King, el cuerpo ya está hecho a sus finales, a la manera de concluir novelas que no siempre son las más acertadas en función de su propueta narrativa. Creo que It es una novela que es necesario abordar con paciencia. El ritmo es lento pero no se detiene, y es necesario ese discurrir constante para el tono onírico y reflexivo. De haber tenido otra intensidad más acelerada probablemente las escenas no habrían calado tanto. Custiones como la amistad, la lealtad, el cambio del cuerpo o el despertar de la sexualidad son cuestiones que necesitan un tempo mucho más lento. 

Del mismo modo ocurre con el terror que propone King con It.


A destacar

Gran uso del terror psicológico, ya que la esencia de Eso será precisamente cómo lo perciben sus víctimas. Los miedos de cada persona son diferentes, y por eso cada persona ve y percibe a Eso de una manera diferente. Del mismo modo que sus anhelos, los terrores de cada personaje serán determinantes para configurar su vida junto con lo ocurrido en su infancia, y todo influirá en su enfrentamiento contra Eso. 

El mensaje de que todo lo vivido en la infancia tiene la repercusión equivalente en la vida adulta. Todo el bullying, maltrato, racismo, paliza que sufra un niño en su infancia se arrastrará a través de la memoria hasta que somos adultos. Esto da una lectura entre líneas en forma de crítica velada hacia una realidad que cuando salió publicada la novela era algo habitual.

Como viene siendo habitual, hay conexiones con otros libros del propio King. Siendo consciente de que seguro hay muchas más en otras novelas que no he leído, de los libros que he leído del autor encontré las siguientes referencias: los globos rojos aparecen de manera sospechosa en Un saco de huesos, El rito de Chüd aparece de manera simbólica en la saga de La Torre Oscura. También existe una referencia a uno de los villanos principales de dicha saga: Randall Flagg.


Disgustos

Dada la estructura que plantea la novela cuesta engancharse. Si no eres habitual del autor de Maine, It es una novela que plantea un formato confuso y una disposición de la narrativa relativamente compleja. Si a esto le sumamos el volumen de páginas tan elevado que tiene, enfrentarse a It puede ser una experiencia abrumadora de primeras. Sin lugar a dudas es una novela magistral que sienta un precedente de la literatura del género, además de ser uno de los mejores textos del autor. Sin embargo, dado que la acción como tal no empieza hasta cerca de las 300 páginas, es un libro que necesita ser abordado con mucha perspectiva y paciencia. Hasta entonces, la trama no tiene fuerza suficiente para enganchar al lector sólo por el planteamiento. La fuerza de It radica en la complejidad de su trama principal y la profundidad de sus personajes, y para llegar a su punto álgido necesita macerarse durante mucho tiempo.  

Hay algunas escenas, sobre todo al final de la novela, que entran con calzador. Si bien es cierto que la intención de King se puede intuir, el sexo en esta novela no es algo que sume, sino que más bien resta. El argumento y la coherencia brillan por su ausencia en este tipo de situaciones, sobre todo al final de la novela. 


Valoración ✨✨

It es una novela magistral que abarca un referente para la literatura del terror, sublimando la obra de Stephen King en una trama que bien podría ser uno de los textos más representativos del autor. La novela transcurre del mismo modo que otras muchas del genio de Maine: pueblo pequeño o ambiente tranquilo en el que un elemento sobrenatural y terrorífico aparece para sembrar el caos. Este costumbrismo con el que King nos enseña cómo viven sus personajes nos conecta con ellos. En este caso nos encontramos ante un trama de planteamiento sencillo en el origen, pero que se irá desmadejando a medida que vayan pasando las páginas. 

Los personajes son complejos y profundos, llenos de miles de aristas que los colorean de un gris muy humano a través de una estructura muy interesante. La novela transcurre al mismo tiempo en dos momentos simultáneos: en el presente, en el que los protagonistas son preadolescentes, y en el momento futuro cuando ya son adultos. Ambas narrativas transcurren de forma sucesiva, alternándose para desembocar en el mismo punto: el enfrentamiento contra Eso, contra lo que pensaban que era el payaso Pennywise.

It transcurre con varios mensajes y críticas entre líneas contra el racismo, la violencia dentro del hogar, contra la homofobia y el bullying son algunas de las cuestiones que King trata de manera velada entre las páginas del manuscrito. Lo más interesante del texto, más allá de la genialidad con la que el autor trata el terror en todas sus variantes, es el mensaje directo que sus protagonistas le hacen llegar al lector: todo lo que ocurra en la infancia de los niños y en su desarrollo tendrá consecuencias en su vida de adulto, y así lo arrastrará durante toda su vida. 

A fin de cuentas, se trata de una novela que podría ser una de las más representativas del autor, en el que se ven influencias como Lovecraft, Matheson o Shirley Jackson. Conectada con otros títulos del autor. Con respecto al final, sigue en la línea de los finales de King, con la particularidad de no ser el peor final. A pesar de no ser el final que alguien se espera al leer la novela, es un desenlace emotivo y agridulce que removerá varias emociones en el lector. Una de las justificaciones que comenta el propio autor al respecto es haber escrito este final bajo los efectos de las drogas. Un final extraño y cargado de metáforas.

It nos deja varios mensajes que recordaremos mucho después de haberla leído. Una historia extraordinaria, narrada a varias voces con personalidad propia, con un terror propio. Y es que lo más interesante y atractivo de la novela es que Eso se enfrenta a cada protagonista disfrazado de su mayor miedo. De este modo se logra una novela compleja, que no destaca por momentos de terror absolutos como podría Misery, pero que logra que nos identifiquemos con los personajes y que compartamos sus miedos. 

Muy recomendable si ya has leído otros libros de Stephen King, pero si es la primera vez que lees al autor no te recomiendo empezar con It. Sea como fuere, It es una novela que vale su peso en oro y debería tener un lugar reservado en nuestras estanterías. Si eres habitual del terror, ven a Derry y conoce al villano conocido como It, Eso o Pennywise. 


jueves, 28 de abril de 2022

La chica de al lado - Jack Ketchum


Argumento

Con la llegada de Susan y Meg al barrio, David descubrirá la verdadera naturaleza de sus vecinos y amigos, los Chandler, quienes estarán al cuidado de las dos hermanas. Pero también deberá enfrentarse con su yo más primitivo y más aterrador.


Personajes

La chica de al lado nos pone en la piel de David, protagonista de la historia y narrador de la misma. La novela comienza con la voz de David siendo adulto, mostrando un arrepentimiento aún latente por lo que ocurrió en el verano de 1965. La herida sigue latiendo en el personaje, y no tardaremos en averiguar el porqué.

David comienza a introducir la novela en un tono casi infantil, ya que es poco más que un niño de un niño de 11 años cuando ocurrieron los hechos en los que estuvo implicado. Precisamente por eso percibimos una inocencia inicial, que poco a poco se irá contaminando por la influencia de los hechos que percibe. El personaje será nuestros ojos y oídos, y a través de él conoceremos al resto de personajes. David es un chico empático, atento y en desacuerdo con Ruth y sus métodos. Sin embargo, el hecho de ser un niño y Ruth adulta le hace jugar en desventaja, lo que unido a la presión de grupo que hacen el resto de chicos y la atracción hacia Meg, le hacen tomar un papel pasivo de mero observador durante casi toda la novela. El desarrollo del personaje es prodigioso, percibiendo reacciones a lo que ocurre. Ketchum cuenta la historia sin descripciones, valiéndose de las acciones y reacciones de su narrador para mostrar la trama principal. David evolucionará, acumulando sentimientos hacia lo que presencia hasta explotar al final de la novela.


Ruth es el eje sobre el que gira la trama de La chica de al lado. En ella encontraremos la principal figura antagonista de la novela. Ruth es la viuda que vive al lado de David, teniendo a su cargo a sus tres hijos. Ruth se presenta en la novela como un personaje que gusta a los niños, como el adulto permisivo que ofrece cigarrillos y alguna que otra cerveza de estraperlo y a escondidas a los pequeños. Esto hace que la perciban como alguien increíble, tan diferente al resto de madres que todos los niños le tienen un gran aprecio. Al poco de comenzar la novela. Meg y Susan llegarán a su casa, lo que provoca un cambio en el personaje y la irá volviendo cada vez más oscura. Ruth es el personaje que evoluciona y cambia más deprisa, adaptándose a la nueva situación. De nuevo, Ketchum se vale de las acciones que realiza el personaje para mostrarnos su carácter y su evolución. Todo lo que sabremos de ella será a través de lo que David vea y escuche. Ruth acaba ganando cada vez más peso en la trama, convirtiéndose en el motor de la historia y sin la cual, la novela no tendría sentido. El nivel de desarrollo que consigue Jack Ketchum en este personaje es de auténtico maestro, otorgando a Ruth un nivel de desarrollo tal que la sola presencia de Ruth en la escena conseguirá inquietarnos.


Meg es la mártir de la historia. Después de un accidente fatal, tanto ella como su hermana Susan quedan huérfanas. Al ser menores de edad, su custodia pasa a quedar en manos de Ruth, su tía. Meg es algo mayor que el resto de chicos del barrio, lo que provoca ser el objeto de fantasías y miradas de todo los preadolescentes. David percibe que nada más llegar al vecindario, Meg tiene una conducta totalmente contraria al resto de niños cada vez que Ruth aparece: odiándola. Poco a poco, David irá comprendiendo que aquello que dice Meg es cierto, convirtiéndose la chica en el foco al que Ruth dirige toda su ira y torturas.A pesar de no tener apenas diálogos, también cuenta con una voz característica y será un personaje fundamental para el desarrollo de la trama. El personaje de Meg está basado en Sylvia Likens, la adolescente que fue torturada y asesinada en el año 1965 en Indianápolis por su vecina. Ruth consigue manipular a los chicos para que perciban a Meg como la verdadera amenaza. Incluso David en varios puntos de la novela dudará de si lo que Ruth le está haciendo a Meg tiene cierto fundamento, de si la chica no se lo habrá ganado. Ketchum se vale de este personaje para sacarle los colores a su protagonista y a sus lectores. En más de una ocasión acudirán al grotesco espectáculo de torturas con repulsión, pero también con cierto morbo. La evolución del personaje es coherente a su propuesta, y a pesar de contar con pocas líneas veremos la resignación en la que se refugia la chica como la única estrategia de supervivencia.

El resto de chicos del barrio comprende una batería de personajes secundarios a través de los cuales comprobamos hasta qué punto Ruth es capaz de manipular a los chicos que tiene a su cargo.Gracias a estos personajes entre los que se incluye Susan, veremos el poder que la villana tiene, que no duda en usar a sus propios hijos para materializar todo tipo de torturas hacia Meg. 

Todos los personajes evolucionan de manera coherente. Junto con el narrador y protagonista de la historia, David, destaca el personaje de Ruth. La villana consigue generar repulsión y asco a partes iguales. El hecho de estar basada en hechos reales tiñe la historia de una atmósfera aún más tétrica, pues el hecho de que todo lo que ocurre en la novela sea el testimonio le haya podido pasar a alguien nos hace empatizar aún más con el personaje que sufre los tormentos de Ruth.


Técnica

Relato en tiempo pasado, con tono directo y narrador en primera persona. Ketchum nos pone en la piel de David, un niño del barrio en el que tiene lugar la acción narrativa. A través de él viviremos toda la trama principal, lo que supone el gran acierto de la novela. La novela comienza en tono infantil, con David persiguiendo renacuajos en el río. Poco a poco se van mostrando los demás personajes, hasta que llega Ruth: la principal figura antagonista del relato. A pesar de la brutalidad de la historia que se avecina y de las leyendas sobre las historias del autor, Ketchum hilvana una prosa ligera y con gran ritmo. Los personajes cuentan con una voz bien diferenciada y característica, permitiendo distinguir nada más comenzar los diálogos si habla uno de los niños más jóvenes, de los más mayores o un adulto. El autor dispone el desarrollo narrativo de manera muy paulatina, y cuando llega el primer momento de horror ya es imposible dejar de leer. Ketchum atrapa, te impide apartar la vista, haciéndonos sentir lo mismo que su protagonista: siendo conscientes de que lo que está ocurriendo está mal, pero sigue mirando con cierto morbo. 

El rey del splatterpunk (una variante del terror caracterizada por la brutalidad de sus escenas) desarrolla una novela de manera paciente, volviéndose más y más cruenta a medida que pasamos páginas. No hay esperanza ni redención posible, ni para el lector  ni para sus personajes. La novela crea incomodidad y náuseas, y entre todos los personajes junto con el lector a través de David aportaremos al sufrimiento de Meg. Tanto es así que la novela comienza con un testimonio de David de adulto, arrepintiéndose y sintiéndose aún culpable antes de relatarnos los hechos. A pesar de todo lo anterior, Ketchum se limita a contar los hechos mediante acciones, sin descripción alguna que pueda entorpecer la lectura. La novela tiene un gran ritmo, pero deja una sensación extraña en el lector: que se enfrenta a la lectura como quien acude a un desagradable espectáculo de horror.

Esa es la sensación con la que acabamos La chica de al lado, una novela que está lejos de ser indiferente, pero no apta para los estómagos más sensibles o aprensivos y con la que dudaremos hasta el punto y final de si en realidad hemos disfrutado.


A destacar

La capacidad de  meternos en la novela poco a poco. Ketchum se toma su tiempo para introducir la primera escena de terror al uso, la primera vez que Ruth tortura a Meg. Muchos comenzamos a leer la novela sabiendo que es un caso real, buscando el contenido gore para ver si es cierto lo que cuentan de la novela. A pesar de ello, el autor se toma su tiempo, desarrollando todo el entorno narrativo y llevándolo hasta el punto necesario para generar curiosidad en el lector. A pesar de esto, la espera merece la pena y supera las expectativas, pues el espectáculo que presenciamos toma una dimensión personal en cada lector. Cada lector empatizará de una manera diferente con Meg, y desarrollará unos sentimientos hacia David por su papel en la trama.

El desarrollo de los personajes llega a niveles de maestro. Para que este tipo de historias, funcione, es necesaria una prosa que no peque de recrearse en la crueldad de las escenas. De lo contrario, perdería más lectores por el camino. Este es uno de los secretos de la novela, ya que Ketchum consigue hacer avanzar la historia a través de lo que generan en David las torturas de Ruth, además de los sentimientos que la propia Meg despiertan en él. Ese cóctel de preadolescencia, desconocimiento y terror cotidiano es lo que consigue tener al lector pegado al relato hasta el final.

La chica de al lado cuenta con una de las villanas más potentes y sin la cual la novela no tendría sentido. Toda la novela pivota alrededor del personaje de Ruth, que se abre paso poco a poco en la trama hasta ser la protagonista indiscutible. El personaje se va haciendo más y más grande hasta que acaba colapsando la novela, haciendo gala de su capacidad para manipular a los niños y desarrollar su plan contra Meg. 

El poso que queda al terminar la novela: Ketchum juega con los  sentimientos y la empatía del lector y del personaje protagonista, dándonos un balón de oxígeno sólo cuando es estrictamente necesario. 

La credibilidad de la historia es un punto que no puede quedar sin destacar. Ketchum relata unos hechos que ocurrieron en Indianápolis, en el verano de 1950. El caso de Sylvia Likens supuso un shock para el país, y Ketchum consigue transmitirnos el terror de la víctima y la crueldad de su torturadora. 

Sin embargo, el punto más interesante que tiene La chica de al lado es la capacidad que tiene el personaje de Ruth de influenciar y manipular al resto de personajes, sobre todo a David. Ketchum se vale de un grupo de preadolescentes para mostrarnos, entre otras cosas, la dificultad de esa edad en la que los chicos no son adultos ni tampoco niños. 

La figura de Ruth como villana es una de las propuestas más interesantes de la literatura del terror. En cierta manera nos recordará a Annie Wilkes (Misery, Stephen King), ya que ambas parecen tener la misma construcción e incapacidad de empatizar con lo que ocurre a su alrededor. Ruth tiene un ideal en la cabeza, y a pesar de todo lo que le haga a Meg, ella piensa que está realizando el bien. Este tipo de villanos son los más interesantes. A pesar de que ambas son químicamente puras en cuanto a maldad y son malvadas de inicio a fin, las dos tienen una motivación. Tanto Annie como Ruth creen que están haciendo el bien y se comportan acorde a la propuesta inicial de su personaje. Esto hace que empaticemos con ellas, comprendiéndolas hasta en lo más desagradable que piensen o pongan en práctica.


Disgustos

Como maestro del splatterpunk, Jack Ketchum reúne todas las características del subgénero de manera maestra. Esto es precisamente lo que puede chirriarnos en la novela: para leer La chica de al lado hay que ser muy consciente del viaje que vamos a emprender. El splatterpunk es una variante del terror que gana fuerza a través de la brutalidad y crudeza de sus escenas. La novela genera repulsión y morbo al ponernos en la piel de la víctima en lugar de en su protagonista. En este caso, David será un testigo más, que apenas reacciona ante las acciones de Ruth. Si eres alguien muy susceptible o aprensiva, tanto La chica de al lado como el propio subgénero del splatterpunk no son algo que recomendaría. Esta variante del terror tiene su público, y como tal no es apta para todos los públicos. 


Valoración

La chica de al lado es una novela que narra a modo de crónica la espiral de violencia que tuvo lugar en Indianápolis. Sylvia Likens supuso un antes y un después, y cuyo asesinato conmocionó a todo el país. Uno de los mayores atractivos que tiene la novela es que supera sus expectativas a cada página. El lector no llega a La chica de al lado de casualidad, pues el autor tiene un hueco en la historia del género del terror por la brutalidad de sus historias. La narrativa que Jack Ketchum sorprende, y todo lo malo que creas que pueda pasar llega a ser bastante peor de lo que te habías imaginado. 

Este es precisamente el punto más interesante de la novela: la manipulación psicológica a la que se ven sometidos sus personajes, sobre todo el protagonista. El autor narra los hechos sin recrearse en la crudeza de lo que ocurre, sirviéndose de lo que percibimos a través de David.

La chica de al lado nos deja la pregunta en el aire de si hemos disfrutado de la novela. El splatterpunk tiene su público, y como tal no es apto para estómagos sensibles y aprensivos.

Si te gustó Misery, de Stephen King, en esta novela encontrarás su versión aumentada. Lejos de querer comparar a las que me parecen las dos villanas más interesantes del terror, la diferencia fundamental entre Annie Wilkes y Ruth Chandler es la cadencia con la que torturan a sus víctimas. Mientras Annie espacia más los tormentos contra Paul Sheldon, Ruth lleva a cabo su plan de manera continua y sin darnos un respiro. 

Si eres fan del terror y disfrutas con las historias más crudas, crueles y sangrientas, o si quieres conocer a una villana similar a Annie Wilkes, en la chica de al lado encontrarás mucho más de lo que habías imaginado. 


domingo, 27 de marzo de 2022

Alegría - Miguel Ángel Carmona del Barco


Argumento

Alegría no quiere ser como su madre. Ha crecido al borde de un abismo y se aferra a sus estudios y a su trabajo para no caer en él. Pero llega Mario, criado a base de golpes y humillaciones, tan fuerte y a la vez tan frágil. Abraza como un rosal, que huele bien y se clava en la piel. Al primer pinchazo, Alegría intenta zafarse, pero el rosal se ha transformado en zarza. Ya no sabe salir. Ese mundo nuevo de camaradería adolescente, tardes en la piscina y descubrimiento del sexo, se convierte en prohibido porque a ella ya no le corresponde mundo alguno: ella ya es solo un elemento, una posesión más, en el mundo de Mario.


Personajes

Miguel Ángel Carmona del Barco construye una historia basada en personajes oscuros, que dan forma a su mundo a base de violencia, de alegría, de pena, de emociones sinceras y profundidad en su desarrollo. Carmona del Barco dispone un elenco de personajes de una profundidad inaudita, con aristas que llegan a cortar al lector, haciéndole sangrar a medida que va pasando páginas. Alegría no quiere ser como su madre, así reza la sinopsis de una novela que duele. Los personajes sufren, y nosotros sufriremos con todos ellos. Y lo más doloroso, es que bien podríamos ser nosotros mismos. El autor consigue que cada lector encuentre su reflejo en alguno de los personajes de su novela, y eso es posible gracias al gran trabajo de documentación e inmersión que Miguel Ángel llevó a cabo. 

Alegría y Mario proceden de ambientes desestructurados, pero ambos son diferentes. 

Por un lado, Alegría tiene las cosas claras: no quiere ser como su madre. Quiere estudiar, seguir con su trabajo de camarera y salir adelante, sea como sea. Alegría es diferente, y trata de mantener su identidad y no dejarse llevar por el lugar del que proviene: su padre le abandonó cuando era niña y su madre la maltrata física y psicológicamente. Además, Alegría es quien debe hacerse cargo de su casa, trabajando de forma ilegal como camarera de un bar siendo menor de edad a la vez que continua con sus estudios en el instituto. Su madre no trabaja, y tiene un hermano con autismo al que debe cuidar. Alegría luchará contra su mundo, contra su situación. Tratará de abrirse paso con apenas unos pocos apoyos, casi todos de parte de Selene, su mejor amiga y en realidad su única amiga real, y Don Miguel, su profesor de Lengua. Alegría es un personaje que provocará todas las emociones en el lector, haciendo que sientas su dolor, y sobre todo que te ilusiones, que realmente creas que puede escapar de la vida que le ha tocado en suerte y salir hacia adelante. 

Alegría está enamorada de Mario, un chico también de Badajoz, con el que vive una relación tóxica a todas luces. Alegría lucha también contra esto, contra el carácter de Mario, y al principio parece que lo consigue. Sin embargo, a raíz de una serie de circunstancias la vida de Alegría comienza a caer en barrena en una espiral de violencia física y psicológica. La novela está teñida de un miedo sólido, de todo aquello que nunca queremos que ocurra. Lo más desagradable del testimonio narrado en primera persona de Alegría es que, por desgracia, la novela está demasiado bien arraigada en la realidad. Alegría dará voz a todas las mujeres que han sufrido algún tipo de violencia, pero también retratará a todos los hombres que alguna vez hemos sido partícipes o testigos de algún incidente violento con mil y un ejemplos. 

Por su parte, Mario encarna el personaje de hombre machista y tradicional. A pesar de comenzar la novela con una promesa de cambio y tener la opción de cambiar, Mario decide torcer su camino hacia un destino del que promete huir constantemente: ser como su padre. Mario es posesivo, manipulador y violento en todas sus facciones. Es un personaje secundario que acompaña a Alegría hasta la última página, haciendo de su vida un infierno y demostrando hasta qué punto alguien puede estar ciego ante lo que ocurre a su alrededor. Mario despliega una tela de araña en la que nuestra protagonista cae sin ser consciente. La absorción llegará hasta tal punto que, por mucho que el resto de personajes de la novela tratan de ayudar a Alegría, ella decide en todo momento hacer oídos sordos. Bien por miedo, bien por rutina, Mario erige un imperio de terror y violencia que recuerda demasiado al que sufrieron y aún sufren tantas mujeres. Mario es un personaje construido a la perfección, que cumple su función de antagonista y no dejará indiferente al lector. A pesar de no compartir su modo de pensamiento, el lector puede entender el pensamiento del personaje, que se comporta de forma coherente con su planteamiento y evoluciona en consecuencia. Mario es el espejo que le devuelve la imagen a Alegría, una imagen que no quiere mirar y mucho menos aceptar.

El resto de personajes que incorpora la novela cumplen con su tarea, ayudando o entorpeciendo a Alegría para seguir desarrollando la trama a su manera. Mención especial merecen Selene, en el papel de mejor amiga de Alegría, y Don Miguel, como profesor de Lengua del instituto de Alegría, en los que la protagonista se apoyará durante toda la novela casi como si fueran el único lugar seguro de su vida. Sin embargo, me gustaría destacar a Reme, sobre todo para demostrar que es necesario dejar a un lado los prejuicios para avanzar como sociedad. El autor se vale de este personaje para ilustrar que nunca sabemos quién puede ayudarnos en un momento de necesidad, a pesar de la imagen que tengamos de esa persona. Los personajes secundarios son ricos en detalles, y también cuentan con la profundidad suficiente para que el lector empatice con ellos. Miguel Ángel Carmona completa un elenco de personajes desarrollados y pulidos hasta el extremo.


Técnica

Alegría cuenta el origen de una relación de violencia de género: cómo una relación entre una pareja de adolescentes acaba convirtiéndose en una auténtica pesadilla para la protagonista de la novela. El autor le ofrece al lector un papel en su novela, asistiendo a la misma como quien escucha a través de una pared. Todo ello provoca toda una serie de emociones en el lector, entre las que sobresalen rabia e impotencia por no poder hacer más que eso: presenciarlo como un espectador de cuarta fila: lo suficiente cerca como para ver, oír y tocar todo, pero tan lejos como para que sea imposible intervenir.

La novela está narrada con un narrador en primera persona en tono directo bajo la voz de Alegría, en tiempo presente y ambientada en Badajoz. La trama principal en apariencia es la única, ya que todo gira alrededor de la vida de Alegría. Carmona del Barco despliega una prosa directa, bajo la que se esconden algunas metáforas. Como viene siendo habitual en su obra, se trata de un autor más decantado porque sean los propios personajes quienes cuenten su historia, y para ello construye un universo ad hoc en el que todos los recursos narrativos se ponen al servicio de los personajes y de la trama que los conecta. En Alegría no veremos descripciones innecesarias, todo está al servicio de la trama principal: el viaje de Alegría, una catábasis que parece no tener fin, en la que lector y personaje van de la mano hacia la pérdida absoluta de la cordura.

Los diálogos se perciben frescos y directos, construyendo a través de ellos situaciones creíbles con las que el lector se sumergirá rápido en la novela. La trama principal se desarrolla de manera dinámica, aunque nos detendremos en aquellos puntos en los que Alegría lo necesite, o sea obligada a parar. 


A destacar

Creo que lo más reseñable de la novela es la capacidad que ha tenido el autor para mantener agarrado al lector, a pesar de la brutalidad y crueldad de su historia. Carmona del Barco consigue ilusionarnos, darnos el respiro suficiente para pensar que puede salir bien, que Alegría conseguirá aquello que se propone, que alguien le ayudará o que Mario cambiará. Con todo ello, el lector encuentra ilusión a la vuelta de cada página, entre otras cosas porque durante la novela a Alegría se le presentan varias oportunidades en las que puede terminar con su situación. Muchas ocasiones en las que pide ayuda a alguien y de haberla recibido, probablemente la novela habría terminado en ese preciso instante.

Las escenas tan creíbles que casi se pueden tocar. La prosa es tan directa que consigue que el lector sea un personaje más de la historia. En este caso, la intención del autor con esta novela era asistir a la trama como quien escucha a través de una pared, generando impotencia y rabia a partes iguales en lectores.

El proceso de documentación e inmersión tan extenso. Otro de los pilares que sustenta la novela es la veracidad de la historia. Para la elaboración del manuscrito, Carmona del Barco se apoya en casos reales de violencia de género, algunos de dichos casos con orden de alejamiento en firme. Con todo ello, la trama está tan bien construida que casi podemos tocarla. Esto supone una marca de la casa, una impronta propia en la obra de Miguel Ángel Carmona del Barco a lo largo de sus novelas.


Disgustos

Alegría es una de esas novelas a las que se les puede reprochar poco, un libro al que la única punta que se le puede sacar es que haya otra novela que te haya gustado más, por la razón que  sea. 

La trama, aunque es cruenta, violenta y fría como el filo de un cuchillo, relata una realidad demasiado amarga para ser digerida a la primera en caso de que seas alguien muy susceptible. De igual forma, creo que es un libro necesario, el testimonio de Alegría es un viaje tan cercano a todos y todas que lo último que produce es indiferencia. 


Valoración

Lo más reseñable de la novela, más allá de todo lo que supone la situación de violencia salvaje que sufre Alegría, es que Carmona del Barco consigue encender una pequeña luz, una diminuta llama de esperanza a la vuelta de cada página. En cualquier recodo, callejón o escena, la trama nos insufla el aliento suficiente para continuar la historia y no desfallecer en el camino. Alegría es una novela que nos zarandea, nos retrata como sociedad, y nos devuelve una imagen de nosotros que no es la que esperábamos ver. Y aún así, las páginas se suceden, acabando con sangre en las manos y el corazón encogido. 

Una novela salvaje, desbocada y sincera. Una propuesta en la línea del resto de las novelas de su autor: una manera de ver y comprender el mundo que le rodea, con la intención de contar no tal y como sucedió, sino como podría haber ocurrido.

Una vez termina la novela, comprendemos la tesis fundamental que hay en el interior de sus páginas: debemos dejar de juzgar a las víctimas, y sobre todo dejar de exigirles que sean ejemplares. Tienen todo el derecho del mundo a no ser como la sociedad espera que sean.


Una novela no sólo recomendable, sino necesaria. 


domingo, 20 de febrero de 2022

La casa infernal - Richard Matheson


Argumento
En 1940 una expedición de cinco personas se internó en la infame Casa Belasco para desentrañar los misterios de la que era considerada como la casa más peligrosa del mundo. Sólo uno de ellos consiguió salir con vida. Treinta años después, el millonario Rolf Randolph Deutsch contrata a cuatro extraños, entre ellos el único superviviente de la masacre de 1940, para demostrar la existencia de la vida después de la muerte.

Personajes
La casa infernal sigue la fórmula planteada por Shirley Jackson en La maldición de Hill House: un grupo de cuatro personajes acude a una mansión encantada para probar la existencia de actividad paranormal. La composición del grupo es similar: un académico, dos personas que han tenido contacto con lo sobrenatural y alguien adicional. El propósito de este grupo es probar la existencia de actividad paranormal en la llamada mansión Belasco, la casa infernal, en la que han ocurrido cientos de episodios terribles cuando su dueño vivía. Una vez que el propietario, la casa infernal ha sido visitada por multitud de curiosos, siempre con final terrible. La novela transcurre 30 años después de la visita del último grupo que visitó la mansión, del que murieron todos salvo un famoso médium que pasa a formar parte de los protagonistas. 
La trama principal comienza en el momento en el que un millonario decide contratar al doctor Barret para probar la existencia de actividad paranormal y su posterior eliminación en la mansión Belasco. En el momento que Barret acepta le comunican que sus acompañantes a la casa serán dos médiums importantes en la historia de la novela: Florence Tanner, una médium mental con cierto renombre y que cree entender lo que ocurre en la casa, y Ben Fischer, la persona que sobrevivió a la última expedición a la mansión y que posteriormente se convertiría en el médium físico más importante de la historia de Estados Unidos. La esposa de Lionel Barret, Eddith, decide unirse al grupo de protagonistas para acompañar a su marido.


Técnica
La primera diferencia con Hill House es el uso de un narrador omnisciente, aunque ambas novelas comparten el tono directo y el uso del tiempo pasado. Matheson usa un lenguaje ameno la mayoría del tiempo en su relato. Con una prosa escueta y efectista, nos pondrá en situación de qué ha ocurrido en la espantosa mansión Belasco en el pasado y cuál será la trama principal de la novela: probar la existencia de actividad paranormal. Un millonario forma un grupo de investigadores con ese objetivo. Cada personaje cumple un rol fundamental, cuentan con una voz diferenciada y es sencillo empatizar con ellos. La atmósfera de la casa está muy bien conseguida. Nada más poner un pie más allá del umbral de la puerta principal, percibiremos como lectores que algo no encaja, que allí hay algo oscuro que vive entre las paredes de aquella mansión. 
El autor despliega una narrativa bastante impactante, con varios momentos de terror en los que los protagonistas pasarán auténtico terror. Esas escenas nos valen para conocer a los personajes. Poco a poco, a medida que vayan pasando horas dentro de la casa, iremos conociendo a los integrantes del grupo. Destaca el papel que juegan Edith y Florence en la novela. La esposa del doctor Barret es el termómetro de la trama. A través de ella veremos hasta qué punto los días en la mansión Belasco están afectando a nuestros personajes. Por su parte, Florence es la médium con la que Matheson introduce los primeros momentos de tensión en la novela, además de los primeros momentos de terror. Matheson crea una atmósfera tensión que agobia y oprime, especialmente en la primera mitad de la novela. Sin embargo, como lector tuve la sensación de que el terror va disminuyendo poco a poco a medida que pasan las páginas me iba a acostumbrando a lo que ocurría en la mansión. Si que es cierto que los primeros momentos de terror sorprenden mucho, en las páginas finales ya los fantasmas, posesiones, etc, ni asustan ni sorprenden al haber abusado de ese recurso. 
Algo que me parece un acierto en la novela es que cada personaje tiene una motivación bien definida. El autor desarrolla a la perfección a sus personajes a través de diálogos e interacciones, tanto entre ellos como con reflexiones que mantienen en privado. Además, estos pensamientos y diálogos de los personajes también sirven de manera introductoria para futuros giros de la trama. Esto es lo más rico que tiene la narrativa de Matheson: la capacidad de expresar tantísimo en tan pocas palabras. Cómo a través de esos personajes percibimos inquietud y angustia. 
El terror empleado por Matheson es de corte más clásico. Recursos como el frío, la oscuridad o apariciones repentinas de fantasmas sin demasiada trascendencia en un ambiente más de tipo victoriano como es una casa encantada. La diferencia fundamental entre Matheson y el resto de historias clásicas de terror de la temática de casas encantadas, es la introducción de una variable nueva: un terror más intimista que se vio parecido también en Hill House. La narrativa de Matheson, como ya hizo Shirley Jackson unos años antes, trae consigo una perspectiva nueva: que ni siquiera dentro de casa los personajes están a salvo. Esta situación de alerta constante da como resultado una novela terrorífica, con unos personajes carismáticos en su mayoría. 
Por otro lado, desde el inicio es muy llamativo que el grupo de personajes no está muy unido. Esto es un punto a destacar, puesto que cada personaje cuenta con una voz y motivaciones tan características que difícilmente pueden casar con las creencias de otro. Estas asperezas se van intensificando en la novela a medida que pasen las páginas. El único personaje que no me ha encajado es Fischer, puesto que está toda la novela negándose a actuar y a no hacer nada salvo en las páginas finales. A pesar de que cuadra con el planteamiento del personaje, Fischer es un personaje inúti y que no hace nada hasta las últimas 15-20 páginas, en las que no le queda otra que tomar acción. Pero a medida que iba leyendo tenía la seguridad de que la trama no hubiera cambiado en absoluto en el 90% de la novela de no haber estado este personaje. 
El final de la novela es demasiado abrupto y repentino, con un giro esperable y algo rimbombante. Para mi gusto, no hace justicia al resto de la historia. Sin embargo, creo que dado el nivel de intensidad y tensión que propone el autor, ningún final iba a estar a gusto de todos los lectores. Por lo que no lo considero algo reseñable.

A destacar
El terror planteado por el autor. La narrativa de Mahteson infecta a sus personajes, introduciendo el terror más absoluto en la intimidad. Las historias del autor introducen tensión constante, convirtiendo la lectura en un tira y afloja entre la cordura de sus personajes y la trama planteada. La prosa de Matheson entra por los ojos de modo efectivo, sencilla y directa, para luego anidar en el pecho del lector. Una vez los personajes entren en la casa infernal, jugaremos al juego del autor, en el que el terror y la atmósfera nos mantendrán en vilo hasta el final de la novela.

Disgustos
Me hubiera gustado un poco más de desarrollo en los personajes. A pesar de que cada personaje cumple una función determinada, y que el punto fuerte de la novela no son sus personajes, se me hace difícil empatizar con los personajes más allá de imaginarme pasando por la misma situación que ellos en el momento de la novela. La casa infernal propone una dinámica de tensión en la que la empatía con el grupo protagonista se produce por el terror y angustia que viven dentro de la mansión Belasco, no por la personalidad o profundidad de los personaje, aunque esto sea gusto personal.
Esto nos lleva al siguiente punto: al no ser personajes profundos o desarrollados, sólo podemos empatizar con ellos a través del terror que experimentan. La sucesión de momentos terroríficos o de tensión acaba siendo tan corta que acabas acostumbrándote a que los personajes lo pasen mal. La comparación es inevitable con Hill House, donde ocurre justo lo contrario.

Valoración
La casa infernal es una obra fundacional del terror, un tótem que junto con La maldición de Hill House condicionó para siempre el subgénero de las casas encantadas. Richard Matheson, poco conocido por el gran público en comparación con otros autores como Lovecraft, King o Shirley Jackson, se convierte en uno de los puentes que conectan la literatura de terror clásica con el terror más moderno. No podemos entender obras como El resplandor o Nuestra parte de noche sin que aparezca alguna reminiscencia de La casa infernal. La prosa de Matheson es efectiva y directa, sin adornos. Matheson introduce la premisa de introducir el terror en una atmósfera íntima, en la que ni siquiera dentro de casa los personajes están a salvo. Esto provoca angustia constante en sus personajes y en el lector, al no saber en qué momento puede venir un momento de terror.
Los personajes están construidos de manera funcional, desempeñando un papel concreto dentro de la trama. Matheson propone una trama rica en detalles y elaborada en la que todo es posible, sin poder imaginar hasta dónde puede llegar la trama.
Matheson dejará un testigo que recogerán otros escritores. La casa infernal es una novela que pasará a la historia. Una propuesta moderna y adelantada a su tiempo, uno de esos libros que sientan las bases y una fórmula que se ha repetido hasta la saciedad en otras novelas, series y películas.
Una novela imprescindible, tanto para los fans del terror como para cualquier lector interesado en una propuesta literaria de calidad y efectiva.

jueves, 3 de febrero de 2022

Punto de impacto - James Queally


Argumento

Todos los favores tienen un precio. El ex reportero Russell Avery sigue pagando por tener su licencia de investigador privado: debe encubrir a los policías corruptos de Newark. 

Hasta que su amiga y activista social, Keyonna Jackson, le muestra un vídeo que no puede ignorar. Allí se ve la escena: el uso de la fuerza policial, que ha incendiado las ciudades de Nueva York, Ferguson y Cleveland. El vídeo se viraliza y la gente sale a las calles.


Valoración ✨✨

Punto de impacto es un thriller policiaco denso, narrado en estilo directo y tiempo pasado. En la prosa de James Queally reluce su experiencia como periodista, generando una narrativa sobria y discreta en primera persona.

La trama principal se desarrolla sin sorpresas y sin demasiado ritmo, apostando por la descripción y explicación detallada de cada paso, pensamiento o acción que realiza el protagonista. El único personaje que tiene algo de desarrollo es Russel Avery, un investigador privado venido a menos al servicio de la policía. El resto de personajes son secundarios planos con la función de ayudar a Russel a desentrañar el enigma: ¿por qué ha muerto el chico del vídeo? ¿Quién ha sido el autor del crimen ?

La novela recuerda más a una biografía como Mindhunter , de John Douglass , que a un thriller al uso. 😱🔪

Punto de impacto es una propuesta a la que cuesta engancharse. Esto se debe a que durante el inicio de la novela a su protagonista no le interesa la investigación. Hasta que no pasen cerca de 200 páginas, el investigador no tomará verdadero interés por el caso. Como lector, me costó mucho empatizar con un personaje al que no le interesa lo que hace, y el hecho de que el resto de personajes sean secundarios sin profundidad no ayuda a conectar con la trama. 🔎


Al hilo de lo anterior, el argumento se plantea de un modo poco acertado, en mi opinión. En una ciudad en la que la policía comete abusos y torturas día sí y día también, aparece un nuevo caso de abuso policial. Será el propio Russel el que muestre desinterés por el caso, y así lo percibe el lector hasta casi concluir la novela. Si la trama y la acción narrativa hubieran comenzado en el momento que conocen la identidad del asesino y se inicia la persecución, el resultado hubiera sido mucho más acertado. Este es el único momento de la novela en el que hay ritmo y el protagonista tiene verdadero interés por resolver el caso. Antes de llegar a ese punto, Russel divaga y duda de si vale la pena resolver el caso por un motivo más allá de mantener su puesto de trabajo. Algo parecido le ocurrirá al lector, que asiste a una propuesta de ritmo lento, sin personajes desarrollados a excepción del protagonista y en la que parece tener más importancia el marco en el ocurre la acción que la acción en sí misma.


Mandíbula - Mónica Ojeda

Argumento Fernanda Montero, una adolescente fanática del horror y de las creepypastas (historias de terror que circulan por inte...