Argumento
El mundo de Mariana Enríquez no tiene por qué ser el nuestro, y, sin embargo, lo termina siendo. Bastan pocas frases para pisarlo, respirarlo y no olvidarlo gracias a una viveza emocional insólita. Con la cotidianidad hecha pesadilla, el lector se despierta abatido, perturbado por historias e imágenes que jamás conseguirá sacarse de la cabeza.
Las autodenominadas «mujeres ardientes», que protestan contra una forma extrema de violencia doméstica que se ha vuelto viral; una estudiante que se arranca las uñas y las pestañas, y otra que intenta ayudarla; los años de apagones dictados por el gobierno durante los cuales se intoxican tres amigas que lo serán hasta que la muerte las separe; el famoso asesino en serie llamado Petiso Orejudo, que sólo tenía nueve años; hikikomori, magia negra, los celos, el desamor, supersticiones rurales, edificios abandonados o encantados... En estos doce cuentos el lector se ve obligado a olvidarse de sí mismo para seguir las peripecias e investigaciones de cuerpos que desaparecen o bien reaparecen en el momento menos esperado. Ya sea una trabajadora social, una policía o un guía turístico, los protagonistas luchan por apadrinar a seres socialmente invisibles, indagando así en el peso de la culpa, la compasión, la crueldad, las dificultades de la convivencia, y en un terror tan hondo como verosímil.
Mariana Enríquez es una de las narradoras más valientes y sorprendentes del siglo XXI, no sólo de la nueva literatura argentina a cargo de escritores nacidos durante la dictadura sino de la literatura de cualquier país o lengua. Mariana Enríquez transforma géneros literarios en recursos narrativos, desde la novela negra hasta el realismo sucio, pasando por el terror, la crónica y el humor, y ahonda con dolor y belleza en las raíces, las llamas y las tinieblas de toda existencia.
«El terror, en los cuentos de Mariana Enriquez, se desliza como un jadeo de agua negra sobre baldosas al sol. Como algo imposible que, sin embargo, podría suceder» (Leila Guerriero).
«Su escritura es tan auténtica y perspicaz que consigue evocar una realidad más vívida que la que nos rodea. Todo ello, resultado de su destreza y meticulosidad. La prueba de que nos hallamos ante una escritora de primera clase» (Daniel Gumbiner, McSweeney’s).
Técnica
La prosa de Mariana Enríquez envuelve y te atrapa. Cada relato está construido como una tela de araña, en la que vamos cayendo poco a poco. Enríquez propone un terror enraizado en la realidad, con presencia de lo cotidiano. Capaz de convocar a temáticas de corte más clásico, elementos lovecraftianos y problemas políticos en la sociedad, el terror que despliega la autora nos hace comprender por qué el nombre de Mariana Enríquez está ligado al género del terror de manera innegable. Los cuentos incomodan, molestan, nos hacen estremecer desde diferentes prismas. Todo amante del género disfrutará recorriendo La casa de Adela, escrudriñando qué se puede esconder Bajo el agua negra o preguntándonos si hay algo realmente maligno en El patio del vecino.
Las cosas que perdimos en el fuego engloba un conjunto de historias de horror, pero también de llamativa belleza y rabiosa actualidad. Enríquez propone una mirada oscura y amarga, retratando episodios dramáticos como la ola de feminicidios en Argentina y sus mujeres ardientes. Una propuesta moderna que adapta mitos del terror más antiguo, como las brujas, hacia asuntos y problemáticas de esos que “podrían pasar a cualquiera”.
Hay un punto en cada cuento en el que la cabeza del lector se quiebra. Y ese momento es en el que descubres que una de las raíces de la narrativa nutre al relato de realidad. Que todo lo que cuentan ha pasado, no tal y como sucedió en la realidad, pero sí como podría haber ocurrido. Esa premisa, es la que nos hace ver que estamos ante una escritura honesta.
Cuentos
El chico sucio: cuenta la historia de una diseñadora gráfica que se muda a una antigua casa familiar situada en un barrio difícil. Rodeada de pobreza y miseria, la casa de la chica se erige como un castillo en medio del caos. Ella se obsesionará con un chico que vive con su madre en la calle, enfrente de su casa. Un día, el chico sucio tocará la puerta de su casa para contarle que su madre ha desaparecido. Esto dará origen a una espiral de acontecimientos por los que nuestra protagonista se obsesionará con el chico. El cuento está escrito con un lenguaje muy ameno y sobre todo visual, reflejando a la perfección la vida en un barrio pobre. Enríquez consigue en pocas páginas trasladarnos al centro del barrio, como si fuéramos la casa en la que vive la protagonista. De estilo magnético, la prosa de la autora nos atrapa y nos hace partícipes del drama personal que vive la nueva inquilina del barrio de Constitución. A Mariana Enríquez le bastan unas pocas páginas para conseguir un personaje principal que evoluciona de forma palpable “de princesa en el castillo a loca encerrada en la torre”, una ubicación característica, un par de personajes secundarios y hasta una especie de villano al que repudiaremos gracias a nuestra protagonista. Un cuento impactante que deja poso y abre el volumen de una manera magistral.
La Hostería: relata una historia de fantasmas bajo la mirada de dos niñas pequeñas. De nuevo, Enríquez consigue en unas pocas páginas ubicarnos y presentarnos a los personajes a la perfección. Las dos amigas vivirán un momento de absoluto terror al colarse en un edificio aparentemente abandonado. El episodio narrado en el cuento se desarrolla con ambas chicas viviendo su particular drama familiar, un elemento que parece ser común en la literatura de Mariana Enríquez.
Los años intoxicados: un grupo de tres amigas adolescentes pasa sus últimos años de colegio en Argentina. La historia gira alrededor del hastío y la pereza con las que los adolescentes miran a los adultos. Como si fueran seres que habitan otro mundo, las chicas viven ajenas a la situación social y económica por la que pasa el país. La autora nos ubica en la década de los 90 en Argentina, relatando a la perfección la relación de las chicas con las drogas y la sexualidad incipiente que se abre paso como un puente hacia el mundo adulto, provocando el rechazo de las protagonistas. Todo cambia el día en que ven a una chica bajarse de un autobús en medio de un bosque. Una historia con tintes de brujería muy visual y gran ritmo. El cuento parece estar basado en cierta rumorología y desapariciones en el bosque.
La casa de Adela: cuenta uno de los episodios que Mariana Enríquez desarrollará en forma de novela en Nuestra parte de noche. Un relato perturbador sobre una casa embrujada que un día un grupo de niños deciden visitar. De momento el cuento que más se adapta al terror clásico. Es absolutamente perturbador, sobre todo cuando los chicos deciden entrar en la casa.
Pablito clavó un clavito: una evocación del petiso orejudo: en este cuento, la autora nos cuenta un episodio de la vida de Pablo, un guía de turismo en Buenos Aires que trabaja en tours sobre criminales famosos en la ciudad. El caso del Petiso Orejudo fue bastante sonado en la época, tanto que Pablo llega a obsesionarse con él. La historia transcurre en medio de una reciente paternidad que ha cambiado la relación de pareja de Pablo y su mujer, haciendo que deteste tanto a su esposa como al bebé.
Tela de araña: un relato desconcertante sobre desapariciones, de nuevo en el núcleo de un drama familiar. En este caso viviremos la historia de una mujer harta de su marido, al que odia y desprecia. El relato parece conducirnos hacia un lugar, una zona en la que se repite una historia de desapariciones. Un cuento de terror de corte más contemporáneo en el que la autora nos sitúa en medio de un matrimonio forzado, en el que sospecharemos de los personajes, dudando de hasta qué punto el viaje que realizan en el cuento es intencionado o simplemente fruto del azar.
Fin de curso: una historia breve sobre una clase de último curso de secundaria, en la que hay una chica que se comporta de forma extraña: autolesionándose cada cierto tiempo sin demostrar sentir dolor alguno. La chica tiene en cuestión se comporta de forma huraña y esquiva. Según se acerque el final de curso, la protagonista del cuento descubrirá que aquello que acechaba a la chica puede estar ahora cerca de ella.
Nada de carne sobre nosotras es un relato macabro sobre la locura y la obsesión de una chica que encuentra una calavera por la calle. Poco a poco la chica se irá obsesionando cada vez más, tratando de imitar el aspecto de la calavera y descuidando sus relaciones familiares y de pareja por su obsesión con dicho objeto.
El patio del vecino: es una terrorífica crónica sobre el viaje de una mujer hacia la locura. La historia comienza cuando la chica y su novio se mudan a un nuevo piso. Una relación echada a perder, y que se mantiene por rutina, es el escenario en la que una chica que justo ha terminado un episodio de depresión sin el apoyo de su novio empieza a oír y ver cosas que no son del todo normales. Un relato que juega muy bien con la percepción del lector hacia lo que cuenta su protagonista, haciéndonos desconfiar hasta que ya es demasiado tarde.
Bajo el agua negra: es un cuento de tono amargo sobre una fiscal tratando de averiguar más sobre el caso de asesinato de dos chicos en un barrio pobre de Buenos Aires. Ambos chicos fueron arrojados a un río infecto y tóxico de basura por dos policías. La historia refleja a la perfección las miserias de aquellos que no tienen más remedio que vivir entre mugre y la sensación de impunidad que tienen algunos policías en la ciudad. Como detalle añadido, Con Bajo el agua negra dispone elementos con los que hace referencia a Lovecraft. Me ha parecido una adaptación actual genial de lo que puede ser una historia de los Mitos de Cthulhu del genio de Providence. Mariana Enríquez se vale del horror cósmico esta vez para conseguir proyectar angustia y desasosiego en el lector, un terror que vive debajo de las aguas ha despertado. Una historia que gana mucho de conocer la literatura de Lovecraft, en especial la novela corta titulada La sombra sobre Innsmouth.
Verde rojo anaranjado: es el testimonio de una joven que cuenta cómo su novio decide encerrarse en su habitación y poco a poco aislarse del resto de la sociedad. El chico empieza a sentirse interesado cada vez más por la deep web y asuntos macabros sobre foros con contenido sobre violaciones, torturas y fantasmas. La chica poco a poco, se va haciendo a la idea de que su expareja se convertirá en un fantasma: alguien que desaparecerá en la red y no volverá, como el recuerdo de un amigo lejano de la niñez.
Las cosas que perdimos en el fuego: el cuento que da nombre al volumen relata la desgarradora historia del episodio vivido en Argentina sobre la quema de mujeres. Con una narración de tono crudo y sin florituras, Enríquez expone los hechos y va directa al grano. Un cuento oscuro, de los que dejan poso y enraizan en nuestro interior. Un episodio macabro en la historia de Argentina y de toda la humanidad: una plaga de asesinatos de mujeres con un denominador común: fueron quemadas. La narrativa del cuento va de la mano de una chica y su madre, cuando empiezan a desarrollarse todos los episodios de femicidios mediante quemas. En el cuento también se trata el tema de la quema voluntaria de mujeres en señal de protesta por la ola de violencia machista en el país. Una narrativa increíble, a nadie sorprende cuando
Valoración 🌟🌟
Mariana Enríquez nos trae con un volumen terrorífico. Una escritura auténtica que brilla con la luz del terror en todas sus tonalidades. Un conjunto de relatos que beben tanto de mitos clásicos como de temas de rabiosa actualidad. Personajes desarrollados que consiguen que nos metamos en su piel. La autora nos invita a recorrer la calle del terror, obligándonos a mirar hacia los elementos más espantosos. Todos los cuentos cuentan con un ingrediente de realidad que consigue que nuestra cabeza se quiebre, otorgando a los relatos un aura maligna. Sin duda, el nombre de Mariana Enríquez es garantía de calidad incuestionable. Una autora que convence, que consigue estremecer a sus lectores desde todas las perspectivas del género del horror: con arquetipos más clásicos como las brujas, terror de corte más materialista, pasando por una adaptación de Lovecraft hasta llegar a problemáticas de actualidad política como puede ser una epidemia de asesinatos de mujeres. Este tema es tratado en el relato Las cosas que perdimos en el fuego, que será adaptado próximamente en cines.
Mariana Enríquez esgrime una prosa terrorífica, logrando historias impactantes. Tanto si eres amante del terror como si no eres de l@s habituales, en este volumen encontrarás una gran propuesta con calidad, de una escritora con oficio e incuestionable talento. Cada una de las historias pasan a través del lector, dejándonos un poso que nos obliga a reflexionar.
Muy recomendable.