viernes, 30 de octubre de 2020

La quinta víctima - J. D. Barker


Argumento
La vertiginosa secuela de El Cuarto Mono, El detective Sam Porter se sumerge en el pasado de Anson Bishop y en una nueva oleada de espeluznantes crímenes.
Tras llevar tres semanas en paradero desconocido, el cuerpo de Ella Reynolds aparece sumergido en el lago de Jackson Park. Pero, ¿cómo llegó allí, si el lago se congeló meses atrás? Y todavía más desconcertante: ¿por qué viste la ropa de otra chica desaparecida hace menos de cuarenta y ocho horas? Mientras los detectives de Chicago intentan resolver este caso, Sam Porter continúa, en secreto, la búsqueda de Anson Bishop, consciente de que la mejor manera de encontrarlo es localizando a su madre. 
Cuando el capitán Dalton se entera de las actividades de Porter, lo suspende de inmediato. Sin embargo, obsesionado con atrapar a Bsishop, Porter sigue con sus pesquisas y se ve inmerso en un mundo màs escalofriante de lo que podía haber imaginado. Y es que el único lugar más oscuro que la mente de un asesino en serie es la mente de la mujer que le dio la vida.

Personajes
La quinta víctima comienza donde lo dejó el libro anterior, El cuarto mono. Aunque lo verdaderamente interesante de este libro es que los protagonistas del volumen anterior parecen hacerse a un lado para que otros brillen. En este volumen tendremos oportunidad de conocer a otros personajes con más profundidad. Esto se debe a que el detective acaba suspendido de empleo y no puede trabajar por sus compañeros. Sin embargo, el bueno de Sam se las arreglará para tener su participación importante en la novela.
Clair Norton, detective de la Metropolitana de Chicago asumirá uno de los roles principales de la investigación. Junto con Sophie Rodríguez de la unidad de Menores Desaparecidos, asumirá una de las voces de peso que resolverán la investigación. Ambas se encargarán entre otros asuntos de investigar y ayudar a los padres de las nuevas víctimas. Protectora y temperamental, la detective posee gran carácter y una determinación férrea que se traducirán en puntos de giro importantes en la novela. 
Brian Nash es el compañero de Porter. De carácter alegre y bromista, Nash conseguirá sacarnos una sonrisa en varios momentos de la novela. Aunque ya tuvimos la oportunidad de conocerle en la novela anterior a través de los diálogos con Porter, Nash se vuelve a perfilar en este libro como un personaje leal, que no duda en ponerse al frente de la investigación y ayudar a sus compañeros.
Edwin Klozowski, o simplemente Kloz, es uno de los personajes que más me ha gustado de la novela. Kloz lleva el departamento de informática de la Policía Metropolitana. En este volumen tendrá mucho más protagonismo, rastreando virtualmente al nuevo sospechoso junto con las pistas que ya tenían del Cuarto Mono. Formando equipo con Nash, se encargará de revisar cámaras y las últimas actuaciones en internet tanto de los sospechosos como de las víctimas. Kloz es tranquilo y metódico. Es un tipo legal y noble que siempre apuesta por ayudar a sus compañeros. Su actuación será clave: los conocimientos y habilidades de Kloz serán uno de los puntos de apoyo para que los detectives consigan avanzar en la investigación.
El agente especial Frank Poole es el otro personaje que junto con Kloz más me ha gustado. Del FBI, un poli a la vieja usanza: duro y resolutivo. Poole no dudará en fiarse de su intuición para seguir con la investigación, aunque ello suponga contradecir a sus superiores. Tiene un gran corazón y es tremendamente inteligente. Sus conocimientos de campo, y determinación para seguir con el que todos sus compañeros piensan que es el camino equivocado, serán un elemento imprescindible para que la trama principal de la novela fragüe con varias tramas secundarias.
El hombre del gorro negro de lana es el nuevo villano de la trama. De propósito oscuro y errático, poco a poco esta figura se irá haciendo hueco en los diálogos de la jefatura de policía. Sus actuaciones conseguirán desconcertar a policías y sembrar dudas tanto en los detectives como en el lector. 
La novela nos da la oportunidad de conocer a unos personajes que en el libro anterior tuvieron un papel más secundario, lo que le da al conjunto del texto unión y coherencia. Un gran acierto por parte del autor, que sale airoso de una novela con varios personajes principales con sus respectivas tramas. 

Técnica
Al igual que el anterior libro de la saga, La quinta víctima propone una serie de narrativas oscuras, haciendo ver al lector que los detectives y la policía de Chicago están igual de perdidos que nosotros a la hora de investigar el caso. Esto es un punto importante dentro del canon de la novela negra en palabras de Agatha Christie: el detective nunca debe saber más que el lector. En este caso, la aparición de dos nuevas niñas asesinadas trae consigo el desconcierto de la policía y el lector: un nuevo modus operandi, más salvaje y agresivo. Una nueva forma de actuar menos premeditada que no concuerda con la actuación de Anson Bishop, el asesino conocido como El Cuarto Mono. El punto focal de la novela sigue siendo encontrar a dicho asesino, que parece pasar por averiguar más detalles relativos a la quinta víctima del Cuarto Mono: Bárbara Mckinley. A su vez, esta trama principal se subdivide en varios hilos secundarios. 
Uno de los grandes aciertos del libro es darle voz a personajes que en la novela anterior fueron secundarios, asumiendo esta vez el rol de protagonistas. Cada detective tendrá una serie de tareas encomendadas, suponiendo cada uno de ellos una trama secundaria que enlaza con la principal. Una vez más, Barker conecta todos los hilos narrativos en el final a la perfección.
Por lo demás, en La quinta víctima se siguen los mismos esquemas que en la novela anterior: un tono oscuro y agrio, especialmente en los capítulos del hombre del gorro negro de lana. A pesar de ser similar a la anterior, la novela es algo más densa en su planteamiento. En un inicio parece que continuaremos con la problemática del libro anterior: atrapar a Bishop. Pero según vayan pasando las páginas iremos sintiendo cómo nos enfangamos en una investigación y trama que deben ser digeridas despacio. La sensación de ir descendiendo hasta el abismo, hasta la oscuridad más profunda, continuará hasta la mitad de la novela. Ese será el momento en el que el autor nos tire una cuerda para comenzar el ascenso. Una vez pasada esa mitad de la novela, poco a poco los detectives junto con el FBI irán resolviendo y dando pasos hacia lo que parece un final coherente. Una vez más, el final es un revés en nuestra cara. Barker vuelve a sorprender con un final de vértigo que nos agarra del cuello y sacude de pies a cabeza.
Barker hace gala de un gran trabajo de campo y documentación, arrojando una inmensa cantidad de datos que cosen y enriquecen la novela. La narrativa de Kloz y terminología informática y la trama alrededor de la sanidad con venenos y enfermedades, entre otros, nos ponen delante de un autor concienzudo con su trabajo. Barker no tiene problema en remangarse y traernos una trama alicatada con mil y una virguerías en forma de detalles que, aunque a priori podrían pasarse por alto, son uno de los pegamentos fundamentales que cosen la narrativa y la novela en su totalidad.

A destacar
La novela se sustenta sobre cuatro patas. La primera de ellas es dejar que otros personajes tengan voz y asuman roles de líder. Esto nos permite conocerlos mucho mejor, empatizar con ellos y comprenderlos. Este deseo por dotar de profundidad a sus personajes, evitando caer en un elenco de personajes planos, hace de Berker un autor polifacético: mientras que en El Cuarto Mono apenas contamos con tres personajes principales (Parker, Bishop a través de su diario y Emory). En La quinta Víctima contaremos con varios más. Todo ello dibuja una trama más rica en detalles y compleja. Todos los personajes dan su punto de vista y tienen su momento de brillo en la novela.
El segundo punto a destacar es el nivel de detalle de la novela. La novela está cosida con un sinfín de detalles, que dan credibilidad y cosen una narrativa densa y de gran calado. Kloz y su trama narrativa son el ejemplo perfecto. Vemos una novela en la que el autor ha realizado un trabajo de documentación espectacular, lo que se traduce en una novela creíble. Creeremos que Kloz es un experto en informática. Los tecnicismos, en este caso informáticos, cumplen la función de enjoyar el discurso del personaje, dando verosimilitud a sus palabras y consiguiendo que aquellos lectores que sepan de lo que se está hablando miren la novela con otros ojos.
El hombre del gorro negro de lana y el desconcierto que crea son el tercer pilar destacable en La quinta víctima. Barker consigue crear una dualidad inquietante y atrayente en la que no sabremos quién es el autor de los crímenes. Volviendo a arrojarnos la pregunta: ¿quién es Anson Bishop en realidad? ¿Quién es el hombre del gorro de lana? El contrapunto creado por el nuevo modus operandi de un asesino y la duda sobre quién se esconde detrás de los asesinatos nos mantendrá enganchados hasta el final de la novela.
El final. Tal y como pasó en El Cuarto Mono, Barker vuelve asestarnos un revés. Una bofetada que nos zarandea y nos hará tiritar. El final de la novela volverá a dejarnos con la boca abierta y con muchas ganas de concluir la saga en la siguiente y última parte de la trilogía: La sexta trampa.

Disgustos
Si esperabas un libro sobre el detective Sam Porter y sobre El Cuarto Mono, te equivocas en cierto modo. La novela es un esfuerzo titánico, y con resultado positivo, por completar todo lo que envuelve a la figura del cuarto mono: aspectos que creo que el autor considera imprescindibles, sino necesarios, para aquello que concluye en el siguiente libro. Desarrollar más al equipo de Porter, añadir una figura de villano más a la ecuación, la historia de la Bárbara MckInley y su hermana, la trama de Bishop y su madre… Todos esos aspectos que tocan a Sam Porter de una manera tangencial, pero no directamente. El resultado es tre
Aunque me parece una obra maestra, sí que he echado de menos algo más de información relativa a solucionar la trama del libro anterior: atrapar a Bishop. Sin embargo, el resultado es una novela que funciona y nos hace querer leer el siguiente volumen de la saga aún con más ganas. 

Valoración: 9,5 /10
La quinta víctima es un libro que tiene un gran trabajo detrás. Barker vuelve a sacar músculo y nos trae una novela densa y oscura. Una investigación difícil en la que sudaremos tinta y sangre de la mano de un equipo de detectives, perdidos con ellos hasta dar con la pista clave para resolver el enigma del Cuarto Mono y el nuevo sujeto misterioso. 
Una novela rica en detalles, esculpida con mimo y con un trabajo de documentación espectacular. El tono oscuro y su ambientación también merecen su lugar en los puntos destacables. Al igual que en El Cuarto Mono, todas las tramas que Barker nos dibuja nos mantendrán enganchados y estimulados. 
Una gran novela con la que su autor afianza una historia con calado. Una trama que tendremos que digerir despacio, pero que al igual que ocurre con sus personajes: no nos dejará descansar.
Barker es un referente dentro del género, si buscas una novela negra a la que echarle el guante: El Cuarto Mono es una opción más que recomendable, y sin duda La quinta víctima sabe continuar con su legado. 
Muy recomendable.

martes, 20 de octubre de 2020

El pistolero - Stephen King

Argumento
En un mundo extrañamente parecido al nuestro Roland Deschain de Gilead persigue a su enemigo, el hombre de negro. Roland, solitario, quizá maldito, anda sin descanso a través de un paisaje triste y abandonado. Conoce a Jake, un chico de Nueva York pero de otro tiempo, y ambos unen sus destinos. Ante ellos están las montañas. Y mucho más allá, la Torre Oscura...

Personajes
El pistolero es una novela en la que viviremos la historia de Roland Deschain. Un personaje enigmático. Roland comienza su viaje a través del desierto solo, con la única compañía de una mula destartalada. Va persiguiendo a otro personaje llamado “el hombre de negro”. La novela comienza con una frase que bien puede resumir el libro en su totalidad: 

“El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él”.

¿Quién es el pistolero? ¿Quién es el hombre de negro? Roland es un cronista que nos irá narrando sus aventuras a través de todos los lugares y pueblos que visita. Poco a poco iremos descubriendo su pasado: por qué se hizo pistolero, quién se esconde tras la identidad del hombre de negro, qué es la Torre Oscura y por qué el pistolero quiere alcanzarla… Y un sinfín de preguntas que surgirán. 
Por su parte Roland es un personaje frío, de pocas palabras, meditabundo y más observador que hablador. A medida que pasen las páginas iremos descubriendo su pasado: quién es él, de dónde viene, su niñez y pueblo natal, empatizando algo con él.
El hombre de negro es una figura oscura, igual de enigmática que el pistolero. Le lleva ventaja en una persecución que dura casi toda la novela hasta las páginas finales. Apenas sabremos sobre el hombre de negro, puesto que el propio pistolero no tiene mucha más información que la que sabremos leyendo hasta que ambos personajes se encuentren.
Jake es un niño que vive en una estación de paso abandonada. Hacia la mitad del libro el pistolero llegará a dicha estación y reclutará al niño para su aventura en su persecución del hombre de negro. Jake es un personaje secundario que introduce el desorden en la novela: hasta su aparición, El pistolero es un libro que parece estar ambientado en el lejano oeste. Algo así como una historia de vaqueros, magia y ciencia ficción. Sin embargo, Jacke afirma provenir de un mundo diferente al del pistolero, un mundo más contemporáneo y futurista. A raíz de la aparición de este personaje King nos muestra continuas referencias al futuro mediante canciones o palabras que el protagonista desconoce. Este desorden temporal descoloca al lector y al mismo pistolero. 

Técnica
El pistolero es una novela de tono oscuro, escrita en pasado y en tercera persona. Tiene ciertos toques oníricos, sobre todo al final de la novela. Las escenas de acción son épicas y trepidantes, acelerando la lectura. Un narrador omnisciente nos guiará de la mano de un personaje opaco como es Roland Deschain. La novela está dividida en cinco capítulos: las cinco aventuras que vive el pistolero, todas alrededor de la figura del hombre de negro y un lugar conocido como La Torre Oscura. 
El libro se encuadra dentro del arquetipo del viaje del héroe. Es una novela ligera y con buen ritmo que se lee bien. El estilo que nos muestra el autor es al que King nos tiene acostumbrados: ágil y sin detenerse más de lo necesario en describir, priorizando la acción.
Es una novela enigmática, que plantea muchas preguntas y resuelve pocas. Con un protagonista del que sabremos poco, con un villano que no sabemos si es un villano como tal o tan sólo un peón más en el tablero y, sobre todo, con demasiados interrogantes. 
El pistolero es una introducción: la puerta de entrada al Universo de la Torre oscura, y nada más. Aunque el propio autor reconoce en un prólogo que quizá no sea su mejor novela, sí que es la manera de introducir la que él considera como uno de sus mejores textos. Por esa razón, este libro es el peaje que debemos pagar para introducirnos y comprender ciertos aspectos que posteriormente nos resuelve en las siguientes novelas de la saga. A pesar de que existen otras novelas e historias que ocurren en un orden cronológico anterior a esta novela, no es necesaria su lectura para comprender El pistolero.

A destacar
El pistolero es una novela que debe ser leída teniendo en cuenta que hay muchas más historias detrás para resolver preguntas. Hay que ser consciente de que esto es un peaje a pagar para conseguir algo mucho más grande. Si leemos teniendo en cuenta todo esto, El pistolero es un libro enigmático que da ganas de continuar. 
Lo más interesante es el final de la novela, una conversación con tintes oníricos entre el pistolero y el hombre de negro que nos invita a continuar con la saga y nos da argumentos de peso para hacerlo. Algo que sí es reseñable es que la novela transmite muy bien el esfuerzo sobrehumano que realiza el pistolero para atravesar el desierto: todas las penurias y miserias a las que debe sobreponerse para llegar a su objetivo.

Disgustos
No es el mejor libro, ni del género, y tampoco de los libros de Stephen King. Es una novela que por sí sola no se sostiene. Los personajes transmiten poco y la historia no se resuelve. El final, aunque interesante, es demasiado abrupto. Es el único momento en el que conseguiremos averiguar algo de información sobre sus personajes y la Torre Oscura, pero termina de forma repentina, dándonos poca información y todavía más preguntas. El concepto de la Torre es presentado de forma vaga, por lo que tampoco justifica su lectura. Tanto es así que el propio autor parece disculparse en el prólogo por este libro. 

Valoración: 6 /10
El pistolero es una novela que no recomendaría salvo que tengas ganas de leer la saga completa. Si no es así, se convierte en una novela desagradable y fría que plantea muchas preguntas y resuelve pocas. 
Sin embargo, si leemos teniendo en cuenta que este libro no es más que una introducción a un universo vasto y lleno de historias interesantes, el concepto de la Torre Oscura es un imán que atraerá al pistolero y al lector. Tengo ganas de continuar con la saga, aunque entiendo que pueda haber personas que no estén dispuestas a iniciar un viaje tan largo, sobre todo con una introducción tan fría. 
El propio autor nos pide en el prólogo que le demos una oportunidad: el resto de libros de la saga no se corresponden con el estilo y forma del pistolero, y donde encontraremos la esencia del universo creado por King, sus personajes y demás tramas. Siendo el autor un maestro del terror y de contar historias, estoy más que dispuesto a continuar con este viaje. 

martes, 13 de octubre de 2020

Disforia - David Jasso

 Argumento

Algo se mueve entre las sombras, algo viaja entre la locura y el terror. La sociedad arrastra una crisis económica y de valores que parece irreversible. Esther y Tomás, un matrimonio joven con serios problemas laborales, deciden pasar un último fin de semana, junto con su hija de dos años Say, en el apartamento de montaña que compraron en tiempos mejores y que ahora necesitan vender. En plena tormenta de nieve, alguien llama a su puerta y comienza la pesadilla. Veinticuatro horas de terror extremo, en las que deberán luchar para sobrevivir. En su huida, la situación se complicará aún más y se verán obligados a enfrentarse a sus miedos más profundos y ancestrales. Porque, además, alguien que se desplaza entre las sombras les acompaña en su viaje sin retorno.


Personajes

Disforia es una novela de personajes desgraciados. Todos arrastran varios problemas, enfermedades o circunstancias complicadas que proyectan sobre ellos una sombra de apatía y desidia. La novela se estructura en capítulos según el personaje que los protagonice.

Esther es algo parecido a la protagonista de la novela. Padece una enfermedad conocida como disforia, que le hace sumirse en emociones negativas, hasta el punto de provocarle reacciones violentas o pensamientos tóxicos con sus seres queridos. Trabajaba en una empresa a cargo del departamento de marketing, pero la sociedad y su crisis generalizada provocan el hundimiento del modo de vida de Esther, y con ello la posibilidad de pagarse el tratamiento de su enfermedad. Esther es protectora con su hija, impulsiva y de personalidad fuerte. Es resolutiva cuando debe serlo y sólo piensa en proteger a Say. 

Sara es la hija de dos años del matrimonio. Le apodan Say, y será ella quien dé comienzo a la acción narrativa como tal al decirle a su madre que hay un hombre en su cuarto. A pesar de regalarnos momentos tiernos y sacarnos una sonrisa, Say es un personaje que sobra por completo en la novela. Su inocencia, felicidad y la luz que proyecta contrasta demasiado con la atmósfera de tensión y oscuridad en la que nos quiere introducir el autor. Casi todos los capítulos de Say rompen la tensión narrativa creada en capítulos anteriores. La perspectiva de la niña, infantil y más simple que el resto de los personajes adultos, nos traslada a la mente de un personaje que no está alineado con la trama principal, y tampoco tiene otras narrativas secundarias en las que intervenir. Say se preocupa por lo que se preocupa una criatura de su edad: dónde está mamá, dónde está papá y jugar. Por tanto, es un personaje poco utilizado. Más allá de introducirnos en la tensión inicial de la novela, es un personaje al que el autor no consigue sacarle jugo.

Tomás es un personaje que participa poco en la novela. En las primeras páginas lleva la voz cantante. Según lleguemos a las 20-30 primeras páginas del libro, desaparecerá y le dejará las riendas de la novela a su mujer, Esther. En paro, Tomás es un personaje que vive asqueado con su vida. Será él quien nos dé el por qué de la novela. La explicación para cerrar la novela será su única intervención destacable. Para el resto de situaciones, Tomás es un pusilánime que hace todo lo que le dicen. En armonía con la crisis que atraviesa la sociedad de la novela, Tomás se deja hacer y llevar por los dos focos de la novela: Esther y Nolasco.

Nolasco es el antagonista de la novela. Para nada es un villano al uso, sino un personaje más de la lista de desgraciados que sufren. Será quien se cuele en casa del matrimonio y dé comienzo a la historia como tal. Es un demente, mentiroso y con la única convicción de ayudar a la gente a morir cuando no tienen el valor suficiente para quitarse la vida por sí mismos. Sin carisma ninguna, la posibilidad de Nolasco de crear un clima de suspense o tensión en el que sumergir al lector se verá torpedeado por el autor al sacarnos constantemente de la novela. Nolasco es un hombre de edad avanzada, por lo que en los varios enfrentamientos que tiene con otros personajes de la novela, a menudo saldrá perdiendo. Un personaje que intentan vendernos como complejo, pero que acaba siendo más plano de los que nos gustaría. La motivación de Nolasco para ser este pseudovillano es bastante pobre. Por mucho que nos la intenten disfrazar de que ha perdido la razón al haber perdido a un ser querido, termina por transmitir más pena y ternura que terror como tal.

Zael es el hijo de Nolasco. Un personaje secundario que se encarga de molestar a todos los demás personajes en sus intentos de progresar. De mentalidad infantil, trata de agradar a su padre para obtener su aprobación, pero no soporta la violencia. Ello provoca varias escenas en las que ayuda a Esther y Say a escapar de su padre. Zael es un personaje al servicio del guión. Una herramienta que usa el autor para sacarnos o enfangarnos en momentos de tensión.

En general, no veo ningún personaje que destaque por encima del resto. Todos parecen estar cortados por un patrón común, salvo Say. La niña será la única nota discordante en la novela al sacarnos una sonrisa tierna o un puchero en casi todas sus intervenciones inocentes. Todos respiran el aire de negatividad y crisis que atraviesa una sociedad de la que nos cuentan poco. En ese sentido, veo un acierto en un primer boceto de los personajes, pero me han parecido personajes de poca profundidad o calado. Al terminar la novela no nos llevaremos recuerdo de ninguno. 


Técnica

Uno de los problemas principales que tiene Disforia  es que sobran demasiadas páginas. La novela empieza en realidad a partir de la página 40. El motor narrativo no se pone en marcha hasta que no aparece Nolasco en escena. Lo anterior es un intento de poner en contexto al lector y sobra, ya que todo lo dicho en esas páginas se repite más adelante. Además, el narrador es confuso: a veces parece saberlo todo y otras ser un espectador más de la historia.

Hay dos tipos de capítulos: los normales, mediante los cuales el autor desarrolla la trama de la novela, y los intermedios. Los intermedios sacan al lector de la tensión y nos muestran cosas que no tienen nada que ver con lo que ocurre con la trama principal. Mediante ellos, el autor trata de explicar algo de uno de los personajes, pero acaban resultando demasiada información irrelevante. El resultado acaba siendo una trama descafeinada que en un principio parece interesante y bien ambientada, pero que acaba resultando aburrida al sobrar tanta información irrelevante y faltar sobre aspectos que en mi opinión son más importantes: como la ambientación y el contexto, inexistentes por completo. 

La novela no genera terror ni tensión alguna, ya que cada dos o tres capítulos normales el autor nos introduce un intermedio, alejándonos una y otra vez de lo que ocurre en la trama principal para contarnos algo que no tiene nada que ver y que casi siempre repite una o varias veces en páginas posteriores. Después de un intermedio, el libro trata de situarnos de nuevo en la acción narrativa. Este vaivén de entrar y salir de la trama principal, y única, provoca que nuestra atención se disperse y perdamos interés. Sobre todo porque cuando se empieza a generar algo de tensión el autor nos vuelve a sacar para contarnos algo ajeno por completo a lo que ocurre en ese momento, ya sea mediante un capítulo intermedio o con una intervención de Say.

La novela transcurre en medio de una ambientación confusa: una sociedad distópica en la que la gente se suicida en forma de protesta, crisis política y económica, huelgas y la apatía social flota en el ambiente. Sin embargo, el autor no explica apenas sobre lo que ocurre. Más allá de decir que hay una crisis general y que la gente se suicida en forma de protesta no sabemos nada. Al final, la novela es cierto que se convierte en claustrofóbica, pero por la sencilla razón de que llega un punto en el que lo que ocurra en la casa y en la trama principal no nos interese. Acaba siendo mucho más interesante, quizá por la falta de información, saber sobre lo que ocurre alrededor de la trama principal y el autor sólo nos cuenta detalles sobre dicha trama. Me habría gustado ver una explicación de qué pasa en la sociedad: qué ha llevado a dicha crisis, qué ocurre en el gobierno, qué ocurre en la economía, algo más de detalle en la explicación de las Plazas de la Ida y del movimiento en el que la gente se suicida de forma masiva… Disforia es una novela con casi 400, pero el autor malgasta cerca de la mitad en aspectos estériles a la narrativa. Esto nos lleva al siguiente problema principal de la novela: falta de contexto. Si algunas de esas páginas las hubiera empleado en desarrollar un buen contexto narrativo, puede que el resultado hubiera sido diferente y hubiéramos podido sentir algo más de angustia o terror. 

Las cinco últimas páginas son las mejores de toda la novela. 

A destacar

A pesar de todo lo anterior, en un primer momento, la novela parece interesante. El argumento es potente y motiva a empezar a leer: un matrimonio joven con una hija de dos años pasa unas vacaciones en una cabaña de alta montaña, siendo acosados por un asesino que se cuela en su casa. Además, el contexto que esboza el autor es muy potente: la crisis política y económica que atraviesa la sociedad, los suicidios colectivos… La imagen del espectáculo de las Plazas de la Ida, a las que la gente acude a suicidarse, acaba siendo un reclamo para el lector. Algo a lo que agarrarse para no dejar de leer la novela. 

Sin embargo, al sobrar demasiadas páginas, la tensión se difumina. Al final, Disforia es una novela que pierde impacto.

Disgustos

La novela tiene dos problemas fundamentales: exceso de información irrelevante sobre los personajes y la escasez de la misma sobre el contexto narrativo. Si la novela hubiera tenido en torno a 200 páginas, o hubiera empleado las mismas en desarrollar un contexto narrativo más amplio o convincente, la novela hubiera sido mucho más impactante. 

Otro de los aspectos que me han parecido mejorables es la falta de desarrollo de los personajes. Todos acaban siendo muy planos, salvo lo ocurrido en los dos últimos capítulos, que son dos epílogos una vez finalizada la novela, en el resto de la novela veremos personajes a los que me hubiera gustado verles algo más de profundidad. Tampoco hay un villano o una figura que inspire terror. En este caso, Nolasco acaba despertando los mismos sentimientos que la niña o su madre o su padre: pena o ternura. 

También me hubiera gustado que existiera alguna que otra trama secundaria que enriqueciera a la principal. En mi opinión, la novela debería haber empezado en las últimas cinco páginas y continuar ahí una vez transcurrido todo lo anterior. La Esther que vemos en esas últimas líneas es un personaje que poco tiene que ver con la que conocemos en el transcurso de la novela.



Valoración: 5 / 10

Disforia es una historia interesante sobre el papel, pero acaba siendo una novela descafeinada al sacarte el autor constantemente de la acción narrativa con información irrelevante, o incluso repetitiva. Aunque el argumento inicial nos motiva a leer, esa tensión inicial se acaba difuminando en la inmensidad de páginas que no aportan nada a la novela. 

Un libro que podría haber sido y no fue. El hecho de que nos saquen constantemente de la narrativa hace que tampoco sea una lectura fácil. Falta un contexto narrativo que nos ambiente y nos sitúe en esa sociedad decadente que el autor nos esboza. 

Los personajes acaban siendo todos cortados por el mismo patrón: desgraciados con alguna enfermedad, problema personal o circunstancias que le provocan desidia y pocas ganas de vivir. La falta de un villano o situación que genere terror o suspense también es algo reseñable.

Creo que hay otras opciones mejores para libros de terror. No obstante, no es un mal libro a fin de cuentas. El argumento inicial es impactante. Si buscas una lectura poco trascendente en la que divagar puede que en Disforia encuentres lo que buscas. 

 

martes, 6 de octubre de 2020

La niebla - Stephen King

Tres narraciones espeluznantes escritas por el maestro del terror contemporáneo. El talento de Stephen King convierte las situaciones más insólitas en verosímiles, presentando personajes de carne y hueso que se debaten contra las aterradoras formas que adopta el mal.


La niebla

Cuento que comienza con la llegada de una tormenta muy virulenta. Después de la misma, una niebla misteriosa empieza a extenderse por el pueblo donde ocurre la acción narrativa. 

Lo más destacable es cómo poco a poco el cuento va ganando tensión y suspense a medida que la niebla va avanzando. Un supermercado será el refugio, y puede que último bastión, de los que parecen ser los supervivientes de la humanidad. Algo se esconde en la niebla: criaturas y engendros de todo tipo se irán intuyendo a través de la niebla. En lo que parece ser un guiño al genio de Providence, se menciona puntualmente a Lovecraft, a sus monstruos y dioses.

Los seres que habitan en la niebla tienen cierta reminiscencia a los monstruos lovecraftianos. Este gesto de King hacia lo que reconoce como influencia es un detalle elegante. 

Detrás de toda la trama parece estar el conocido proyecto Punta de Flecha. No se especifica demasiado sobre el mismo: unos experimentos secretos a cargo del Estado que no dan el resultado esperado. Una especie de secreto a voces en el pueblo en el que viven los protagonistas. Ni siquiera los protagonistas están seguros de ello.


Técnica

La niebla es un cuento que bien podría pasar por novela dada su extensión. Con cerca de 200 páginas, King nos traslada una historia en la que vemos un gran trabajo de ambientación. En este cuento es más importante lo que no vemos que aquello que narra el autor. Ni siquiera podremos ver con claridad a qué se enfrentan nuestros protagonistas, al estar todo cubierto por la niebla.

Los personajes no son tan reseñables como sí lo es el conjunto de la obra. David Drayton es el protagonista de una historia en la que hace de cronista. Con un narrador en primera persona en tiempo pasado, iremos avanzando en la crónica del viaje de la mano de David. El estilo es directo, lo que se agradece al leer.  A pesar de los tintes sobrenaturales que coge el relato, King imprime una narrativa vanguardista: sin entretenerse demasiado en descripciones. 

La trama principal viene acompañadas de algunos hilos secundarios. Sin embargo, estas tratan más sobre temas no resueltos en el cuento. Todo lo relativo al proyecto Punta de Flecha y los monstruos me da la sensación que King lo resolverá en otros libros. Más allá de eso no hay muchos más temas secundarios a tratar en la historia. Tampoco son necesarios, y es por esto, en mi opinión, por lo que este relato coge la denominación de cuento como tal en lugar de novela.

El final de la novela es abierto. Todo parece indicar que el cuento está dentro de un universo creado por King. La niebla es mi tercer libro de Stephen King, pero estoy seguro que volveré a leer sobre el Proyecto Punta de Flecha y estos monstruos de los que poco hemos podido leer al ser prácticamente invisibles.


El mono: 

Un juguete maldito omnipresente atormenta la vida de su protagonista. Hal Shelbun encuentra en un día de su niñez un mono de juguete en el desván. Casi desde el primer momento, Hal desarrolla un asco visceral hacia el mono y al sonido de sus platillos. Alucina con que le habla, con que le persigue. Con varios intentos frustrados, Hal intenta deshacerse del juegue embrujado, pero aquel sonido de platillos siempre vuelve. Hal acaba comprendiendo que el mono no debe tocar sus platillos. La muerte parece envolver la figura de aquel juguete, y a todos los que le rodean.


Técnica

En este cuento vemos un trabajo excelente de King para trasladar el miedo de su protagonista hacia un objeto concreto. Sentiremos angustia, una atmósfera opresiva rodea la figura del mono. Esto es lo más destacable de la historia. Aunque de final algo predecible, es una historia que se lee muy bien: narrativa ágil, poquitos personajes que cumplen bien con su función y un objeto que hace las veces de villano y a la vez de protagonista. Sin duda una perspectiva de terror bastante original.


El atajo de la señora Todd

Esta vez, King nos ofrece un cuento de corte más misterioso y fantástico, alejado del terror al que acostumbra. En un pueblo llamado Castle Rock, Homer, el mayordomo de una familia adinerada nos cuenta la historia de Ophelia Todd. Ophelia es una mujer indómita y apasionada del motor. Homer nos contará las carreras, el gusto por los atajos y la pasión por la velocidad de Ophelia. El día que Ophelia le ofrece a Homer acompañarla a uno de sus viajes verá que hay algo sobrenatural en el Mercedes de la señora Todd y en sus viajes. 


Técnica

Una historia de corte más fantástico y misteriosa que contrasta con las otras dos del libro, más encaminadas hacia el terror más tradicional. Creo que este cuento hay que leerlo teniendo en cuenta el contexto y el año en que es publicado, y esto es lo más importante. Ophelia es un personaje que a día de hoy no resultaría tan llamativo: una mujer que le gusta la velocidad y el motor. El atajo de la señora Todd es publicado a mediados de los años 80. En aquel momento, la sociedad no estaba tan acostumbrada al feminismo como estamos a día de hoy. Tanto es así que en las notas al final de la novela, King nos cuenta que hasta tres revistas destinadas a público femenino en la época rechazaron publicar el cuento por diversas razones. 

Con todo ello, el cuento rompe con lo que nos tiene acostumbrados King, pero resulta efectivo: los viajes por los bosques de Ophelia Todd y la ambientación fantástica entretienen y funciona. 


A destacar

Lo que más destaco de este volumen es el gran registro con el que cuenta Stephen King. Mediante estos tres cuentos, el de Maine nos enseña que no es sólo un buen escritor de novelas, sino también de cuentos y relatos breves. Con La niebla vemos un cuento de perspectiva de terror más clásico, mientras que en El mono veremos un terror más vanguardista y con foco más original: proyectando el miedo y la atmósfera alrededor de un objeto. Mediante estas dos historias, King se perfila como un maestro en cuanto a técnicas narrativas. En El atajo de la señora Todd vemos una historia más breve algo distanciada del terror y más encaminada a la fantasía y ciencia ficción.

Todas las historias funcionan. Las tres son cuentos diferentes, con técnicas diferentes y en todas conseguiremos empatizar con sus personajes: sentiremos angustia en el supermercado al ver avanzar la niebla, nos dará asco y repelús al escuchar sus platillos y veremos mundos fantásticos y retorcidos en el Mercedes de Ophelia Todd.

 

Disgustos

Quizá lo peor de este cuento es tener que cambiar de un cuento a otro. En una novela nos acostumbramos a sus personajes, respiramos sus problemas y caminamos por sus paisajes. Al ser tres historias breves, y dos de ellas con finales abiertos, nos quedaremos con ganas de saber más. El Proyecto Punta de flecha en La niebla es un reclamo enigmático. Y justo cuando parece que vamos a saber más el cuento avanza y termina en un final demasiado abierto. Por otro lado, a pesar de su originalidad, El mono tiene un final algo predecible, y El atajo de la señora Todd a día de hoy es un cuento que no sorprende demasiado más allá de los pasajes de carrera por el bosque. Hay que tener presente el contexto en el que se publicó en su día el cuento para comprenderlo, y puede haber gente que no acepte el esfuerzo de situarse en el contexto de una época anterior a la actual.


Valoración: 8 /10

La niebla es un volumen de cuentos del que disfrutaremos. El autor hace gala de un gran registro, y nos demuestra que es capaz de generar terror e interés en sus lectores a través de muchas vías. Desde elementos más lovecraftianos y un terror más tradicional, pasando por un terror proyectado hacia objetos y corriendo a toda velocidad por paisajes de pesadilla. Stephen King nos ofrece tres perspectivas diferentes para vivir terror. Todas las historias funcionan a la perfección y nos dejarán con ganas de saber más. Agarrados de su brazo, el maestro de Maine nos sumergirá en terror como acostumbra: sin florituras, sin vacilar y dando prioridad a la historia mediante unos personajes bien construidos.

Si buscas una lectura variada y original, desde luego en La niebla encontrarás una gran alternativa.

jueves, 1 de octubre de 2020

Ópera prima


Llegó con el correo de primera hora. Un pequeño sobre con la dirección de la comisaría de policía. Lo agitan. Es muy ligero. Algo pequeño salta en su interior. Lo pasean por todas y cada una de las estancias, pero nadie esperaba una carta. Dándose por vencidos lo devuelven a Administración. “Alguien lo reclamará”, dicen. Pero pasan las horas. El sobre sigue en su sitio. A última hora deciden abrirlo. Una llave hace el papel de abrecartas, y un pequeño pen drive se precipita sobre la mesa. Se miran. Observan el objeto anónimo que alguien envió a la policía.

Al enchufarlo al ordenador sólo hay un archivo de vídeo con el nombre de “Ópera prima”. 

Doble click.




. . .




Al principio es un sonido difuso. Un martilleo en la cabeza. Una sensación similar a la peor de las resacas. ¿Dónde estás? Te preguntas. Embotado: la cabeza es un trillar de mil agujas atravesándote el cerebro. Los párpados pesan, y la lengua hace mucho que dejó de estar húmeda, y duele. Estás en una silla atado de pies y manos. Abres un ojo, el que puedes. Sólo ves oscuridad. Forcejeas, pero es inútil. Gritas: pide socorro. Nada. ¿Cómo has llegado aquí? Te preguntas en voz alta, pero no lo sabes. No recuerdas. Andabas en dirección a casa al salir de trabajar. Ahora estás aquí. Tienes hambre y hace frío. Parpadea. No se distingue nada: la negrura es total. Intentas forcejear de nuevo y pides auxilio. El mismo resultado.

Y de repente oyes un ruido. Al principio imperceptible, pero vuelve a repetirse: pasos. Vienen de arriba. Alguien se acercaba. Un terror primordial te invade y paraliza. Los pasos se acercan: bajando una escalera. Los notas cerca. De repente, silencio. No te has vuelto loco. Estaban ahí. Alguien está a tu alrededor. Un sudor frío recorre tu espalda: no lo puedes ver, pero está ahí. Como el más aterrador de los fantasmas. Rondando. Una sombra de pesadilla camuflada en la oscuridad, invisible. Click: un fogonazo. Te observa. Delante de ti una figura enmascarada te observa, impasible. No se mueve. No parece siquiera estar vivo. Como si un muro de hielo os separara. Arrastrado por la locura gritas: ¿quién eres? ¿Qué quieres de mí?

De repente, se vuelve a ir la luz. Oscuridad. Al volver la luz no hay nadie. Un picotazo en el cuello. Ruido de zapatos alejándose. La conciencia se te empieza a escurrir. Las formas se vuelven vaporosas. La realidad muta, desdibujando sus contornos. Ruido de zapatos acercándose. De nuevo inmóvil como un espantapájaros. ¿Ehm…..a mtarrr?, aciertas a decir. La figura enmascarada sigue observando. Lleva una máscara blanca. Envuelto con una capa, espera. El somnífero sigue su camino por tu cuerpo, impidiéndote mover el cuerpo. Giras la cabeza y a la izquierda ves un piano negro de teclas amarillentas. De dentro de la capa, la figura enmascarada saca una mano: su dedo señala algún punto detrás de ti. Se acerca. Nooooo… Las palabras se arrastran por tu boca. Te levanta y gira. Vuelve a señalar. Un horror que resquebraja tu conciencia: estás en una especie de escenario. Por debajo de ti varias hileras de sillas sobre las que descansan cuerpos. Cadáveres con muecas en el rostro: ojos abiertos, fijados con extraños hilos de metal. Cabezas afeitadas al cero. La boca a medio coser, como si su último grito se hubiera congelado para siempre en sus caras. Las palmas de las manos, volteadas hacia arriba marcadas: todos marcados con una especie de flor en la cabeza y en las palmas de las manos.

Empiezas a llorar. Miras a tu acompañante. ¿Hace cuánto tiemblas? Sus pasos resuenan, clavándose en tu sien. Se dirige al piano. Una melodía fúnebre comienza a llenar la estancia. La figura interpreta: deslizando sus manos a lo largo y ancho del teclado. Restallando cada nota como la punta de un látigo para unos espectadores con un gesto de asombro sempiterno. Te observa. Una marcha fúnebre emana de sus manos. Forcejeas de nuevo. Apenas te puedes mover. De nuevo el silencio. Cierra la tapa del piano y se incorpora. En el centro del escenario hace una reverencia teatral al público. Entonces se gira hacia ti. Algo te dice que eres el siguiente en ocupar una de las sillas vacías.

Deja caer su capa y ves una bolsa colgando de sus hombros. Una maquinilla de afeitar y una navaja confirman tus temores. Cuando ha terminado se detiene. Un charco de pelos dorados se desparrama a tu alrededor. Lloras, paralizado por la droga inoculada y por la impotencia. El terror es una mano fría que te agarra del cuello. Los pasos se alejan de ti, perdiéndose a tu espalda. Te obligas a cerrar los ojos, en un intento de no ver tu futuro.Vuelve con una vara que termina en una extra rosa espinada al rojo vivo en una mano. Un enorme cuchillo en la otra. Luchas desesperado. Olor a carne quemada. Un dolor que retuerce tu alma. Ves cómo la mano del cuchillo se eleva despacio. Gotas de sangre salpican la máscara nacarada. Las únicas palabras que escuchas vienen de una voz grave y tétrica: 


—De tu sufrimiento crearé arte.







Mandíbula - Mónica Ojeda

Argumento Fernanda Montero, una adolescente fanática del horror y de las creepypastas (historias de terror que circulan por inte...